Se ha publicado, se ha repetido en numerosas ocasiones que muchos de estos políticos advenedizos, surgidos no se sabe de dónde, a fuer de improvisación y de ausencia de bagaje político, profesional o cultural, se empeñan en elevar a categoría lo puramente anecdótico. Aunque no siempre consigan en el ciudadano el efecto pretendido, el papanatismo es correa de transmisión en el que muchas veces incurren ciertos medios informativos favoreciendo su impacto en una masa ignorante y confiada. Una práctica muy habitual en estos populismos de aluvión tan abundantes hoy que en nada contribuyen a mejorar la sociedad de nuestro tiempo o el beneficio social al que deben aspirar quienes rigen las distintas administraciones. Pero no siempre es así. Por eso en la actualidad municipal hoy me atrevo a considerar una propuesta que desde la mayor objetividad me parece oportuna y constructiva, lejos de inútiles nimiedades o controversias tan latentes en el trasiego político.

Siempre dije, y lo he escrito en esta columna varias veces, que si otra ciudad tuviera una zona tan privilegiada como El Conquero hubiera hecho de ella la joya urbana por excelencia en el terreno ambiental. Lo corroboran muchas personas llegadas a nuestra ciudad que en diversas ocasiones se han lamentado también de su estado y de su deplorable desaprovechamiento. A menudo hemos conocido esas críticas que los ciudadanos han expresado sobre la evidente erosión y deterioro estético que viene sufriendo este paraje aventajado de Huelva, singular atalaya ciudadana y territorio propicio para todo tipo de exorno natural y recreo de los onubenses. Por ello y desde toda equidad y ponderación me parece muy plausible la propuesta de Mesa de la Ría de declarar los cabezos de Huelva Monumento Natural. Más allá de la denominación por la necesidad de su conservación y sobre todo por mantener el valor singular de unas señas de identidad de la ciudad, su entidad arqueológica, estatigráfica, semidentológica y paleontológica, que, por sí misma, demanda esa lógica preservación.

Pero hay otras razones estéticas o sentimentales, que tal vez no estén en el ánimo de algunos de nuestros gestores municipales, donde no siempre es fácil encontrar rasgos de sensibilidad (no corren buenos tiempos para la lírica), que, además de la Mesa de la Ría, solicitan justamente la Plataforma Ciudadana Huelva te mira, Plataforma Parque Moret, la Asociación de Vecinos de la Merced y el clamor popular. Debe arbitrarse una solución legal que permita la mejora, conservación y mantenimiento de los cabezos y sus valores paisajísticos naturales "soporte imprescindible de la historia milenaria de uno de los asentamientos más antiguos de Occidente", virtudes que parecen ignorarse en el informe de la Delegación de Medio Ambiente. Hace poco escribíamos del lamentable estado de Villa Rosa, penosa muestra de un paraje desolado, abandonado, enojoso exponente de una ciudad que va perdiendo su autenticidad.

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