Adoptar una posición de rechazo del relativismo imperante lo coloca a uno como proscrito, pero si, además, se hace desde el conocimiento que dan el hecho cultural y la capacidad de análisis intelectual, el relativista queda en evidente inferioridad argumental, momento en el que recibirá a la respuesta violenta y descalificadora del oponente a la que añadirá un elemento definitivo para intentar ocultar su debilidad argumental, tal cual es, la crispación y la ofensa. Podríamos aplicar esta reflexión a los lamentables, por acomplejados e ignorantes, descalificadores - aún después de muerto - de Benedicto XVI. Pero no es mi intención abrir ese debate.

Por ello, me referiré a algo más prosaico, más no intrascendente, como es la intención confrontadora buscando el redito de la mentira bien propagada y que por medio de la impostura es capaz de convertirse en victima, aunque sea él, el agresor. ¡Arrimen el hombro!; ¡Cumplan la Constitución!; ¡Vengan lavados!... es una pequeña muestra del lenguaje utilizado por quien no acepta ningún gesto o propuesta que venga de quienes tendrían que arrimar el hombro. De quien declara estados de alarma sancionados como inconstitucionales, de quien ejerce obsesivamente la intención de colonizar las Instituciones, reformas ad hoc, del Código Penal e incluso está poniendo los cimientos para el futuro recuento de votos, esta vez tecnológicamente no con una burda cortina… no olvidemos que el populismo, una vez alcanzado el Poder, aunque sea democráticamente, hacen lo imposible por no soltarlo, utilizando las incertidumbres para exaltar, vía compra de voluntades, los sentimientos y emotividad del ciudadano ante tan excelso benefactor, por muchos incumplimientos y errores que haya cometido puesto que él, es igual de víctima canalizando el odio hacia sus oponentes. Ejemplos de esta estrategia hay muchos, pero se me viene a la cabeza el menso digerible para un Gobierno social - comunista y no es otro que el hitleriano.

Dicho esto, el señor Feijóo y el PP, en general, deben enterarse de una vez que los "gestos" con este Gobierno, ni les valen ni los quieren. Estamos en la cuenta atrás y ya lo dijo su antecesor ZP a I. Gabilondo: "Nos interesa la crispación " y así lo tiene asimilado el Presidente, "va por todas", luego el elemento táctico es conocido. En consecuencia, la Oposición debe saber que este mediocre jugador de baloncesto ya está con cuatro faltas personales y por muy parcial que sea la árbitra Úrsula - silenciosa alte el Qatargate - las jugadas se revisan y la próxima falta corre el riesgo de ser antideportiva por lo que irá a la calle y pierde a posesión del balón. Así que en esta confrontación sobrevenida le plantean a Feijóo se triunfa con firmeza e inteligencia, no con "gestos", sí con militancia activa.

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