Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Buscamos héroes y los tenemos delante

Parece fácil hablar bien de todos los integrantes del dispositivo del Plan Infoca; lo ponen muy sencillo, pero es que se lo merecen de verdad. En Huelva, particularmente en Huelva, estamos huérfanos de referentes. Necesitamos personas que sean capaces de instrumentalizar aquellas reivindicaciones que precisamos desde hace demasiado tiempo. Pónganle el nombre que quieran, desde el tren de Alta Velocidad, al proyecto Ceus, a la carretera con Extremadura, a las necesarias infraestructuras sanitarias o escolares ahora que el curso de la pandemia nos ha sacado los colores con unas instalaciones manifiestamente mejorables. En todas ellas falta una figura que supere el cortoplacismo, la vista en el término de la legislatura o la buena posición para la siguiente. Precisamos esa figura a la que aferrarnos, que defienda el interés general o, al menos que entienda lo que significa.

Los hombres de amarillo nos dan esa lección que tanto necesitamos. La espalda bien cargada y cuesta arriba, en medio del fuego, mirando siempre por el compañero que está a tu lado y con la vista en que esas llamas que devoran el paisaje, no afecten a nadie. Salvar vidas ajenas, sin mirar a la propia. Todos juntos, unidos en ese objetivo común que es derrotar a un enemigo con malas pulgas. Desde guardias civiles, policías locales, voluntarios de Protección Civil, médicos, enfermeros, especialistas, bomberos y cuanto personal se despliega en situaciones como las que vivimos todavía en Almonaster, nos ofrecen a diario una lección de vida, de esfuerzo y de una recompensa que muchas veces está en las lágrimas de un vecino que regresa a sus casa, ve cómo las llamas han afectado a lo que más quiere y tiene a su lado a uno de ellos para darle mensajes de ánimo. Eso es lo que nos hace personas, no mejores, sino simplemente humanos y más aún en unos tiempos en los que precisamos ese contacto con aquellos que nos separa la precaución de la lucha contra un virus. Por cierto, ante esta tragedia, la epidemia pasa a un segundo término.

Almonaster nos duele a todos, porque todos nos vemos en esa imagen de alguien que llama a tu puerta y nos deja con los platos encima de la mesa y nos ayuda a salir de nuestra casa para evitar que las llamas nos arrebaten la vida. Son cientos, miles de personas a los que nos importa lo que pase allí y los que vemos el trabajo incesante de unos compañeros vestidos de amarillo que también nos representan a todos. Hoy no hay lugar a la crítica, sino al aplauso. Hace unos días un camarero le pagó a un grupo de la UME un desayuno en medio de su trabajo. En esa factura con el concepto "héroes sin capa" están y estamos todos. Muchas gracias.

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