Ha compartido con nosotros los últimos años desde una posición privilegiada. A falta de otra función, la grúa del Banco de España ha sido la atalaya que ha observado el trajín de la ciudad en una de sus esquinas más emblemáticas. Pasos cofrades, navidades, manifestaciones, actividades culturales y el día a día de una ciudad que se acostumbró a pasar a su lado con naturalidad. Ya formaba parte del paisaje. Pero todo llega a su fin. Le toca despedirse y cambiar de aires. Suerte en tu nuevo destino, compañera.
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