Vivimos tiempos revueltos: Brotan científicos de donde menos se espera, expertos en teorías catastróficas que emiten dramáticas opiniones sobre ellas, peritos especializados en los peligros invisibles que nos rodean… Cada día aparece un nuevo erudito que contradice al último neumólogo, virólogo, epidemiólogo (cuanto más extraño sea el nombre, más credibilidad suscitan) y sin olvidar a los investigadores con especialidades médicas de rimbombantes y extraños nombres, que difícilmente son capaces de ponerse de acuerdo entre sí… ¡Qué grave es esto! No quiero ni imaginar qué teorías conspiratorias sobre la pandemia pueden montar los Cavadas, Bosés o Spiriman su otros personajes que, insuflados de una grandiosa sabiduría personal, discuten sobre cualquier asunto relacionado con la inmunidad o las vacunas. ¡Cómo dudar que esté deteriorada de la salud mental de la población!

Es una suerte que en este contexto tan funesto y pesimista, que provoca dejación y abandono, surjan personas no sólo con ganas de cambios sino preparadas y dispuestas para emprenderlos; personas con el suficiente estímulo para crear; personas que no se dan por vencidas y se atreven a innovar en las artes; personas que se esmeran en enseñar pero también en aprender ¡Qué reconfortante que la cultura sobreviva a la crisis! La creación y difusión artísticas, ya sea en música, pintura, escultura o literatura, están situadas en un lugar preferente. Parecía impensable que, sin salir del sofá del salón, tendríamos la oportunidad de gozar de ese más que impresionante Miserere de Eslava, entonado por el coro onubense A piacere (virtualmente y cada miembro desde su casa), y que Sergio Lazo ha sabido dirigir con su profesionalidad habitual. Por otra parte, cómo no hacer una visita virtual por los más grandes museos del mundo (el Vaticano o el Pérgamo de Berlín o el MOMA) o deleitarse con algún que otro concierto en streaming.

Apostar por la cultura significa que no solamente se considera esencial el tapear a cualquier hora, sino que vivir también consiste en deleitarse con la música o la pintura; que puede compartirse lo que se sabe, pero también lo que se siente; que hay que mirar con otros ojos y oír con otros oídos. Músicos, cineastas, escritores y actores intentan avanzar, dando lo mejor de sí, compartiendo y aprendiendo a superar dificultades… Nos ha pasado lo que decía Benedetti, cuando teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas.

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