DIGO lo de borrón porque se mandó al garete de un plumazo una racha adversa de seis partidos perdidos y de nueve sin ganar. Lo de cuentas nuevas no hace falta ni explicarlo, pues desde el domingo por la tarde todo hijo de vecino con el ADN recreativista tiró de la casio de guardia para hacer cábalas para el futuro.

Dije la semana pasada que me resistía a tirar la toalla como, ¡ay, ay!, habían hecho buenos y probos recreativistas de a pie y con mando en plaza, seguro que después de una reflexión en la que mandaría la cabeza y no el corazón.

Ahora no me importa que sean muchos los que hayan recogido esa toalla tirada, y que se unan a la legión de aficionados que, número arriba, número abajo, intentan con sus cuentas que el Recre siga en Primera. Y lo mejor es que las cuentas salen. Vaya por delante que al Recre se le cambió la cara en un minuto. A las 18.48 -es un decir- del domingo, la cara apuntaba a kilométrico para ir a Gerona, Castellón, Elche o Tarragona; un minuto después, gol de Morris mediante, la situación dio un gran vuelco, como quedó patente en la forma que toda Huelva cantó ese gol.

Me apunto con Alcaraz a eso de que "las celebraciones, el 31 de mayo". Porque al Recre aún le queda camino por recorrer si quiere -el domingo demostró que quiere y puede- salir de un atolladero en el que principalmente él se metió.

Pero de momento, el Recre sobrevive una semana más, manda una prueba de vida a sus seguidores que, ahora más que nunca, se tiene que colocar de su lado para tratar, entre todos, de salir adelante. Y a estos aficionados de Huelva creo que no hace falta explicarles lo diferente que es estar en Primera, a estar en Segunda.

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