Juanma G. Anes
Tú, yo, Caín y Abel
Los afanes
El actor y director de teatro español Josep Maria Flotats ha comentado recientemente en una entrevista que "el único modo de civilizar al individuo es a través de la cultura". Del 12 de enero al 4 de marzo de 2018, en el Teatro María Guerrero de Madrid, Flotats dirige y protagoniza junto a Pere Ponce la obra de Jean-François Prévand Voltaire / Rousseau. La disputa. Sobre la utilidad de la cultura, indica el actor catalán "Voltaire siempre fue un gran defensor de la función social del teatro. Para él era la mejor manera de acercar al pueblo ideas muy elevadas".
Y esta entrevista a Flotats me ha recordado cómo el diccionario de la Real Academia Española ha cambiado en los últimos años la definición de belleza. Antes indicaba: "Propiedad de las cosas que nos hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual. Esta propiedad existe en la naturaleza y en las obras literarias y artísticas". En cambio, ahora se limita a reflejar dos acepciones: "Cualidad de bello" y "Persona o cosa notable por su hermosura". Simplemente, sin más. Tal vez comprendamos el significado real de la palabra belleza, o lo que cada uno de nosotros queramos entender de lo que desprende. Pero, volviendo a las palabras anteriores, el individuo logra civilizarse a través de la cultura.
La educación puede guiarnos hasta la cultura (tenemos que estar preparados para ello), pero es en la cultura donde encontramos la belleza verdadera, la majestuosidad de su esencia, el camino real del arte. Entendamos belleza como bondad, como virtud, también como verdad. No nos limitemos a lo que indica la RAE en su diccionario. No podemos empequeñecer el arte, y con ello degradar la belleza a la simpleza.
No me extraña que en este país no se firme un pacto educativo de estado. El odio, la vanidad, la envidia, el rencor, los insultos, todo lo que tiene que ver con la falta de educación, con la inmoralidad, con esa simpleza que mencionamos. No me extraña que la política esté ausente de belleza y, por tanto, de verdad. No olviden que el subtítulo de El Banquete de Platón fuera Sobre el bien. Belleza y bien van unidos de la mano.
O cambiamos, o desaparecemos sin dejar el rastro preciso de la verdad, del bien, del amor. Lo bello y lo bueno deben viajar de la mano. ¿Comprenden ahora por qué no interesa el pacto educativo a los políticos de este país?, en realidad no interesa tampoco a muchos de sus ciudadanos. Y la política tan sólo llena al hombre de humo, de un humo negro o gris, de la mentira.
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