En medio de un furor anticristiano y de un laicismo agresivo que se ensaña contra los símbolos religiosos de nuestro ámbito tradicional, traicionando alevosamente la tolerancia y la convivencia, hoy, más que nunca, son noticias los belenes. Ningunos más singulares, más estéticamente fascinantes, sugerentes, originales, hermosos y entrañablemente vinculados a nuestro ancestral y universal espíritu navideño como los que en la Casa Colón nos presenta Manuel Marín. Conocemos a Manolo Marín desde hace muchos años. Lo recordábamos recientemente cuando celebrábamos el homenaje del Festival de Cine Iberoamericano a José Luis Gómez y evocábamos aquel grupo joven y emprendedor, en el que estábamos por los últimos cincuenta y primeros 60, que dinamizábamos con entusiasmo y absoluto altruismo acontecimientos culturales de la más variada gama y de notable resonancia social.

Y en esas actividades, teatro, representaciones diversas, revistas orales, estampas navideñas y pasionistas -aquella impresionante Passio- y otras manifestaciones artísticas, estaba el genio creativo, imaginativo y estimulador de Manolo Marín, inagotable e ingenioso muñidor de cuanto éramos capaces de proyectar y realizar con nuestro incansable ánimo innovador de una cultura onubense anquilosada e inerte. Suyo fue aquel esfuerzo sin precedentes de llevar a Madrid la potencialidad turística de Huelva en la inolvidable Exponuba, prestigioso antecedente de cuantas muestras se prodigan ahora y en los últimos años la espléndida y múltiple Indumenta sobre la historia del vestido en colaboración con su esposa, María de la Paz de Vicente Tutor y García Lahiguera, que, una vez más, en esta feliz ocasión ha sido la mano eficiente e inspirada, coautora de la muestra, expresada con sutil sensibilidad y espíritu artístico.

Así, auspiciada por la Hermandad de la Vera Cruz y Oración en el Huerto y bajo el título Navidad para todos, Huelva en estos días jubilosos puede admirar esa esplendorosa colección de belenes que Manolo Marín atesora desde hace tantos años, enriquecida constantemente y que hoy brinda a sus paisanos en un derroche de arte, costumbrismo, historia, religiosidad, belleza y encanto en una de las manifestaciones más profundamente arraigadas en nuestro pueblo. 130 misterios en una exposición sin precedentes en nuestra capital con un total de 1.600 figuras, 200 elementos distintos en decorados naturales, presentan una extraordinaria visión diversa y multicultural de una tradición tan universalmente extendida, tan vigente y felizmente continuada.

El magnífico trabajo recopilador de Manolo Marín y Mary Paz se traduce en esta incomparable muestra, espléndida por su envergadura, por su fascinante belleza plástica, que estará expuesta hasta el 5 de enero próximo. A ellos, por el precioso regalo hecho a Huelva, y a cuantos en la Hermandad de la Oración en el Huerto han contribuido con su organización y participación, la más entrañable gratitud de los onubenses.

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