Año Nuevo...vida nueva. Pero sobre todo con felicidad. La alegría está en el espíritu y el comenzar de un año nuevo debe estar lleno de esperanzas. Vuelve la rutina de los doce meses, pero lo importante es que siga latiendo en nosotros esa llama maravillosa que es la vida misma.

Pasaron las campanadas de la medianoche, el rito de la uvas, la alegría espumosa del brindis y la música que movía los corazones al compás de los ritmos de hoy. Todo pasa, pero para encarar los días que aguardan, la fe y el tesón son armas que no pueden faltar.

Ahora, miramos con ilusión al bien llamado Día de la ilusión. Al milagro de una noche en que los niños se hacen ángeles y los mayores nos convertimos en niños. Llega la Noche de Reyes. Cuando los Magos llegan al portal de Belén termina su recorrido itinerante la Estrella de Belén, que alumbró el nacimiento del Niño Dios.

Muchas veces los mayores nos hacemos preguntas que no tienen respuesta. ¿Existió o fue algo fortuito de aquel momento? Según la narración de San Marcos, fue la Estrella la que impulsó a los Magos a ponerse en camino. Pero, ¿qué tipo de estrella era? Se trata de un relato teológico que no encaja con la astronomía que conocemos o si tiene base para que al cabo del tiempo sepamos su verdad.

San Juan Crisóstomo, en la iglesia antigua, había desarrollado una teoría parecida, en la que se pensaba incluso en un poder invisible que había tomado esa apariencia, afirmando que no había una estrella que pudiera moverse en esa dirección.

De todo esto quien habló y escribió con claridad, detenimiento y ciencia fue el gran filósofo alemán y Papa de la Iglesia Benedicto XVI. El papa Benedicto, a la luz del Salmo 72.10 de Isaías 60, extiende la proveniencia de estos Magos hasta el extremo del mundo occidental, es decir, Tharsis, Tartesos, en España. Nosotros lo ponemos muy cerca en nuestra zona onubense. ¿Podría esto afianzar una nueva trayectoria estelar?

Lo más importante es el maravilloso trabajo realizado por nuestro anterior pontífice, quien en su gran saber, pone el nombre de Tartesos en cuestión.

Los hombres sabios de oriente y tal vez uno camino del oriente geográfico se convirtieron en Reyes y la cita fue en Belén, cenit de la misteriosa trayectoria de la Estrella a Palestina.

En una visita a Colonia, ante la tumba de los Reyes Magos, pensaba en este misterio que hace siete años el papa Benedicto XVI trató con tanta sencillez en una obra maravillosa que escribió titulada La infancia de Jesús.

Seguimos elucubrando fantasías o realidad. Me gusta creer que oro, portado por el Rey Mago a Belén, era de nuestro querido Tharsis. Hasta me parece ver en sueños la Estrella encima de la corta de Sierra Bullones, o del filón Norte, avisando la hora de caminar hacia el Portal.

Hoy, nuestra estrella nos ha conducido a un Nuevo Año, el 2020.

Que el Niño Dios, nos de a todos paz y bien.

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