La ausencia de conocimiento es uno de los grandes males de la sociedad contemporánea. Y más que ausencia es ignorancia y confusión. Hemos comentado en diversas ocasiones como la cultura, la educación y la universidad no marchan todo lo bien que debieran, y el manejo que de ellas hacen nuestros políticos provocan lo contrario de lo que deberían. Nos estamos banalizando, sería fuerte decir prostituyendo, pero tal vez nos entendamos mejor.

Otro de los generadores de esa basura que todo lo llena y que nos inunda son los medios de comunicación. Las noticias hoy día no se crean para comunicar, ni siquiera para otorgar ese conocimiento que echamos en falta. Las noticias que difunden los medios de comunicación están realizadas, en gran parte, para alimentar las redes sociales y para impactar sin que pensemos, sin que hagamos planteamientos personales ni juicios de valor. Cuanto más nacional sea el medio en cuestión más basura difunde. Es lo que se conoce como el clickbait.

Vivimos inmersos en lo políticamente correcto. Si un crítico se pone a escribir sobre un libro dice banalidades, por no llamarlo gilipolleces, interesa más escarbar en lo superfluo que en el contenido, generalmente porque se carece de ese contenido que es conocimiento. Se podría decir que los medios de comunicación han pasado a generar información low cost, aquella que demanda el público, aquella que consume, aquella que no aporta conocimiento. Pero eso se conoce con el nombre de basura. Hasta el propio Vargas Llosa cuando se pone a escribir lo hace ya de una manera low cost. Quiere dejar claro muchas cosas y patina. El escritor debe crear, pero para ello debe leer.

Nos están acostumbrando a que las noticias se limiten a la comprobación de las pruebas de paternidad mediante el ADN a Dalí o de algún otro famoso, al hijo que aparece de Julio Iglesias o a las muñecas de silicona que llenan la vida de muchos hombres solitarios. Todo camina hacia el vacío, y el vacío aparece cuando hay ausencia de conocimiento.

Nuestra vida se llena de clickbait, de basura. Somos genios en la curiosidad, pero estamos ausentes de contenido, de ese conocimiento. Un periodista inteligente decía el otro día que las nuevas tecnologías y las fuentes de información harán que solo las personas que presten atención a su educación en la vida serán "válidas" para trabajar y para ser felices. Y tenía razón ese periodista. Tenía toda la razón, la misma que, en la mayoría de los casos, nos falta a nosotros.

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