Con resultados favorables al PP pasó la refriega electoral, incluida su campaña, que les parece tan indigesta a quienes tanto exaltan la democracia - a lo mejor no son tan demócratas -, y adonde tuvimos incidencias tan sorprendentes como las negativas de Felipe González y Susana Díaz a colaborar con su partido, las amenazas de Ana Lastra - otra inefable demócrata - a manifestarse el lunes si no ganaban los suyos las elecciones, la exaltación del nefasto Rodríguez Zapatero a los ex presidentes de la Junta pendientes de sentencia, la eterna búsqueda de sí mismos de los de ultraizquierda en el camino a ninguna parte, la inquisidora Mónica Oltra negándose a cumplir lo que exige a otros, los rumores de que Sánchez quiere deshacerse de la rémora de Podemos y una grave preocupación creciente: la baja participación electoral. En fin unos ganan votos y otros suman imputados.

Quizás sea prematuro ¡todavía! especular sobre las consecuencias del resultado de las elecciones en Andalucía pero hay una realidad acuciante, viva y palpitante en nuestro país que pasa en lo político, lo social y sobre todo en lo económico por muy complejas vicisitudes y entre ellas, como se anunciaba hace unos días en nuestro periódico el aterrizaje en las aulas y por parte de profesores y alumnos de los nuevos currículos de la ley Celaá sin que ninguna comunidad los haya aprobado aún, lo que añade incertidumbre a sus principales dudas cuando son las comunidades las que deben completarlos. El gobierno ha fijado los principios básicos de cada materia y como concretar los escenarios en los que los alumnos han de demostrar de forma práctica y creativa lo que han aprendido y conectar el aprendizaje con la vida real para saber utilizar los conocimientos en convergencia con lo que piden organismos internacionales como la OCDE y la Unesco. Al menos ésta es la información oficial.

Lo que está originando una creciente polémica e inquietud es ese negacionismo en el tema del conocimiento histórico, principalmente de orientación ideológica. Contra lo que propone la reforma curricular de distanciarse del relato cronológico y realizar un estudio de la Historia en bloques temáticos en la ESO, llaman la atención las declaraciones de la directora de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias: "La sabiduría está en los matices, no se pueden hacer grandes bloques unificando cosas que no se pueden unificar", criticando al mismo tiempo el impacto en otros estudios humanísticos como la filosofía en los planes gubernamentales. "Es gravísimo - añadía la prestigiosa historiadora -, si no se tiene cultura de base la gente es muy manipulable".

Cualquier reflexión impone una cronología y soslayar los hechos históricos, asegura Carmen Iglesias, es una barbaridad, "hacer que los niños y los jóvenes no tengan soportes fijos sobre los cuales puedan criticar, conocer más cosas". En suma tener unas bases sólidas sobre las que discernir y opinar.

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