La firma

Antonio Fernández Jurado

Barragán

ES mi amigo desde hace muchos años y, por tanto, puedo pecar de subjetivo en mi opinión sobre él; sin embargo, la objetividad de los hechos minimizan la subjetividad de mis apreciaciones.

¿Por qué se me ocurre hablar de él?, pues muy sencillo porque su actividad es pública y, en consecuencia, está sometido al criterio de los ciudadanos, sea en los aciertos o en los errores. Lo que sucede es que los primeros están muy por encima de los segundos, lo que convierte en positivas la mayoría de sus actuaciones que, por su condición de político, están orientadas al servicio de los onubenses.

Y es que José Luis Barragán, concejal, es un político de raza y a pesar de ser todavía joven, tiene un enorme bagage de experiencia, cimentado en una militancia conocedora de las privaciones que genera la estancia, durante muchos años, en la oposición y aguantando, estoicamente, el rodillo de la mayoría. Conoce lo que es una 'travesía del desierto' bastante prolongada y las ansiedades de la precariedad de medios para desarrollar el trabajo político y rentabilizarlo electoralmente. Ahora, en el poder municipal, saborea el mismo pero nunca desde la prepotencia sino desde el afán de servir lo mejor posible a su ciudad, ganándose así el respeto de casi todos.

Como buen político que es, sabe moverse entre las redes mediáticas, no suele precipitarse aunque sí sabe repentizar, estudia y se documenta a la hora de afrontar los temas y, sobre todo, acepta los consejos y tiene intuición para discriminar los que son sinceros de los interesados.

Pues bien, para no fundamentarlo todo en la amistad, para no caer en el elogio gratuito, pongo dos ejemplos que, a día de hoy, avalan mi reflexión. El plan de tráfico navideño, que está resultando todo un éxito, es felicitado por la oposición municipal y gestionado en su diseño con los modos de un político inteligente, escuchando e implicando en el mismo a los colectivos más cercanos y mejores conocedores de la cuestión y que, tal vez, con pequeños ajustes y a la vista de los resultados, debería perpetuarse pasadas las fiestas.

El otro ejemplo y de muy alto calado, es el reconocimiento, por el Tribunal de Cuentas, del cumplimiento presupuestario en la empresa pública que él preside. Algo infrecuente en política y que define la calidad en la técnica presupuestaria, pues lo difícil de un presupuesto no es elaborarlo sino ejecutarlo.

En fin, José Luis, estás acertando y hay que felicitarte, sigue en la misma línea, pero ten siempre presente, tú lo sabes, que se puede 'morir de éxito'. Sigue fiel a tu estilo.

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