Silla de palco

Antonio Mancheño

Barack lava más blanco

Perdón por el tuteo, pero en la España guay, cualquier personaje político es 'carne de cañón' ciudadana, individuo de alpende y morisqueta, prenda que mola en los corrales, 'bujíos', tertulias literarias y salones de los pasos perdidos y vueltos a encontrar, en los holgados mingitorios del Congreso.

El señor presidente de Estados Unidos de América, para la inmensa mayoría de colegatas que habitan la 'piel de toro', es sin el menor atisbo de estupor, el nieto negro del Tío Sam , que tras años de palos, empellones y discriminaciones raciales, llega a la Casa Blanca como la personificación del 'sueño americano'.

Rueda la bola por los enjambres que Bambi atisba entre las hojas frescas del nuevo liderazgo mundial, y claro, a ZP se le caen las pestañas, las calzas y los ovos ante tamaña coyuntura, porque con Bush, no se comía una rosca y hacia el 'estatuario' por los pasillos de la UE, buscando un ligue.

Ahora, llega el momento donde poder 'fardear' ante su ídolo mediático, su actor ideológico en la constelación zodiacal, al que admira, respeta y adula, como al dios descendido de un cielo refulgente para regenerar la tierra, sin que hasta el día de hoy haya obtenido más que un autógrafo para su hija y una amable sonrisa dental. Todo un logro de quien no recibió ni una postal, el 'día de gracias' durante cuatro años. Ni los renos sabían la dirección de la Moncloa.

Lo que difícilmente se alcanza a comprender es ese 'mimetismo' obsesivo con que, Rodríguez Zapatero, pretende igualar el horizonte mesiánico que pulula por la Casa Blanca, para lo cual debiera tatuarse el curriculum de Obama en la dura sesera y darse una vueltecita por la Universidad de Columbia y de Harvard, doctorado en Ciencias Políticas, Relaciones Internacionales y Leyes, entre otras admirables secuencias que le hacen abandonar su posición de socio en un magnífico bufete de abogados, para instalarse al frente de un movimiento comunitario, tipo Cáritas vecinal, donde desarrollar su credo y sus capacidades, en favor de los más desfavorecidos. En breves palabras, un Tío mogollón que en España sería un 'primo' fascinante.

Desde los minaretes del poder, se trata de 'equiparar' a Barack con Zapatero y de igualar la imagen cuya bandera luce en su solapa, de plagiar sus valores, morales y sociales, de apegarse a su sombra para abrir la 'grisácea' figura de España en el concierto internacional, de intentar conseguir su amistad a cambio del G-20 y de enviar a 'combatir' el fundamentalismo afgano, con un batallón de unas 'presuntas' tropas equipadas para asumir labores de reconstrucción, acompañamiento y formación, en territorio hostil.

No se sostiene el peso de la púrpura entre un líder que es capaz de decir: aquí no existen liberales ni conservadores, demócratas ni republicanos, lo único que existe son los Estados Unidos de America, y otro, cuyo sectarismo divide, en éstas circunstancias adversas, al pueblo español.

Cuando suenan las notas del himno americano, Barack posa su mano sobre su corazón ¿donde la posa Zapatero?

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