'BLACK FRIDAY' EN LAS REVÁLIDAS

Esa prueba se ha convertido en una de las mayores chapuzas cometidas en educación

Cuando apenas hemos salido de la sorpresa del proceso seguido por aquel "no es no" de los socialistas, ahora nos toca ser testigos de cómo el Partido Popular de un "sí, pase lo que pase" puede llegar a un "sí, lo que ustedes digan". Su Lomce, su orgullo, esa hija favorita que lleva su ADN (economicista, neoliberal, que sobrevalora la calidad, la competitividad, el talento o el emprendimiento como factores de éxito), se encuentra enferma y deteriorada. Sus reválidas, esa bandera con la que pensaban que conseguirían las simpatías de sus colegas europeos, se va destiñendo y perdiendo el color azul. El PP ha pasado de manejar el rodillo de su mayoría absoluta a sentirse arrollado por el mismo.

La primera votación que han perdido los populares en la presente legislatura ha sido la proposición de ley para la paralización del calendario de implantación de las medidas de la Lomce, de la que saldrá un decreto ley que suspenderá los efectos académicos de las reválidas. Después, en un intento de conservar algo de lo inicial, aceptan que la reválida de bachillerato sirva como la extinta selectividad. Más adelante, y no siendo suficiente, se rectifica dicha prueba, no incluyendo en ella las materias de 1º de Bachillerato. Se suaviza aún más al decidir que sólo puntúen las cuatro asignaturas troncales hasta 10. Un pasito más: se aprobará solamente alcanzando un 4. Y otro, las comunidades podrán optar entre examen tipo test o no… la rebaja jamás imaginada, el Black Friday de las reválidas.

Esa prueba que, según los populares, ayudaría a alcanzar el éxito educativo ha quedado reducida a un ridículo paripé. Alejada del diseño de Wert, se ha convertido en una de las mayores chapuzas cometidas en educación. No hay nada que perder, por otra parte, pues las reválidas contaban con más inconvenientes que ventajas. Lo realmente lamentable es la frivolidad con la que se abordan asuntos tan relevantes para un país, como son los relacionados con la educación. Lo terrible es que nuestros gobernantes, a fin de no admitir que se equivocaron, den lugar a esperpentos como éste. Lo que no tiene palabras que lo califiquen es que, seguros de la escasa capacidad de razonamiento de la ciudadanía, intenten convencernos ahora de que este parche es mejor que derogar la ley, que lo hay que perseguir es un Pacto por la Educación. O sea, ese pacto que no logró Gabilondo ni quienes lo han intentado en los últimos 50 años, lo va a conseguir el PP ¡Venga ya!

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