Cuando aún no ha terminado el primer mes del año, ya se intuye lo que nos espera a lo largo del mismo. No es casual esa expectativa puesto que la condiciona el hecho inevitable, por democrático, que supone el final de Legislatura y, en consecuencia, la celebración de los correspondientes eventos electorales.

Ello, va a condicionar - según los informes demoscópicos que cada Partido concurrente a las elecciones - los posicionamientos, estrategias, discursos, actitudes públicas… lo que pone en evidencia la rotunda dad del "fin justifica los medios" para la obtención del éxito electoral que otorgue el Poder.

Así, ya vemos como dejas de el Gobierno puede a la ministra Belarra, coaligado podemita, rebaje su agresividad dialéctica, curiosamente, con los mismo personajes que hace solo unos meses eran "conspiradores" en cenas y con puros, lo que traducimos en una pretendida moderación y centralización, tras cuatro años de coalición radicalizada y empeñada en construir un relato de malos y buenos dentro de la sociedad española.

Una parte explotadora - "capitalista despiadado" - frente a unos ciudadanos víctimas de esa explotación de los malos, verdaderos culpables de toas las insuficiencias y no la ineficacia, irresponsabilidad… donde, por ejemplo, los márgenes entre ingresos y gastos, en cualquier cadena de distribución, se han visto reducidos pero no señala la ministra podemita a su colega de Consumo por su falta de competencia.

Y así vamos a ir recuperando el argumentario ancestral de los más radicales, tal cual es la calificación de provocador a quien es víctima de un escrache por asistir a un determinado acto público o en una ubicación de la que ellos se sienten "propietarios" ideológicos.

Mientras estas cosas suceden, se nos cuela el discurso arrogante con alusiones extemporáneas y nos acompañantes llamando "asesina" a quien con su presencia les "provocaba", pero que, sin embargo, tiene el aval del voto libre popular muy por encima de la representatividad de los injuriadores y su oradora que dejó por los suelos su nivel de número uno de la Facultad, lo que no debe significarle preocupación, tiene todo el perfil de Secretaria de Estado si se repitiera la coalición actual. Ahora bien, aunque esto produce incertidumbres de futuro, no es menos grave comprobar como la Presidencia de la Comisión de Presupuestos del Parlamento Europeo, "no sabe que ha pasado con el dinero de los fondos europeos" y piden, al menos, una constatación de "proyectos y cantidades invertidas en cada uno". ¡Qué gran tentación de dopaje electoral! ¿Verdad? Mientras, señor Feijóo, no espere errores ajenos, tome la iniciativa y mire menos a su derecha, planteé la batalla cultural necesaria porque sino su senda será dura, Galicia, ya pasó a su historia personal. Es lo que hay.

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