No crean que el título corresponde a ningún grupo, mucho menos, a un clan como a algunos les gustaría malpensar -seguramente, desde el desconocimiento o la maldad- no es más que el número de hermanos que somos y, por tanto, portadores del mismo apellido que nos orgullece aunque en ocasiones y para determinadas personas se nos convierte en una carga aunque ello solo nos sirva como reafirmación en la memoria de nuestros progenitores, antes que generarnos un mínimo deseo de renuncia, sintiéndolo mucho por aquellos que no lo estima así que, insisto, tengan una opinión forjada desde la falta de conocimiento.

Decía Ramón y Cajal: "Quien no tiene enemigos es porque nunca dijo la verdad o nuca amó la justicia". Digo esto, que he recordado en público hace unos días porque más allá de nuestros amigos y familia, sin olvidar la profesión, ninguno de los cinco tenemos o teníamos grandes bienes patrimoniales -desmontada pues la teoría de clan- y la poca o mucha capacidad de influencia que pudiéramos tener, siempre que estuvo a nuestro alcance la pusimos al servicio de los demás, pues nos educaron en los principios de normalidad, respeto en las relaciones personales sin distinciones de tipo alguno, y con criterios de opinión propios, libres de influencias exógenas tan frecuentes en el momento actual. De ahí que la independencia presidía las actuaciones y al ser nuestro mejor patrimonio personal, cada cual lo gestionaba según su mejor saber entender, lo que nos llevaba a desencuentros, incluso ideológicos, frecuentes - de nuevo caída de la teoría del clan y a favor de la familia - que al final, nos enriquecían a todos. Y hablo en pasado porque es, después de la pandemia, la primera Semana Santa que no estamos los "cinco" juntos, como me recordó Modesto el otro día, posiblemente igual que las decenas de familias que han sufrido pérdidas en la pandemia, aunque ellos dos: Eduardo y Jesús (Chico) murieron antes, en el año 2019. Así que no podremos reunirnos, comentar y discutir los temas cofrades, a veces en compañía de muchos amigos, polemizar sobre errores y virtudes… hace muchos años hasta se retransmitió algún programa radiofónico en las reuniones de nuestra casa familiar -no había televisiones locales ni redes sociales- pero quedarán muchos recuerdos y anécdotas, desde la rapidez improvisadora de Eduardo para adaptarse al momento incluso de lo que no dominaba, hasta su aportación con Modesto y la Junta de la Unión, se llamaba entonces, de la Estación, Única y Unitaria, de Penitencia, pasado por la monumental enciclopedia dirigida por el Chico: Huelva Cofrade, tema del que sabía una barbaridad, pero él, no se publicitaba como hacen otros. De Iski, Modesto y yo mismo, no hablo.

Sean ustedes quienes valoren, en un ejercicio de imparcialidad razonable, si nuestros apellidos han aportado algo a nuestra Semana Santa. Es ya vísperas y que la disfrutemos todos adecuadamente, aunque no esté la voz de Huelva en la televisiva Madrugá andaluza, como en los anteriores años.

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