2050

Un estudio como 'España 2050' es algo tan absurdo como hacer el 'Lago de los cisnes' con luchadores de sumo

En un país como España, preparar un estudio de prospectiva a largo plazo -como el estudio España 2050- es algo tan absurdo como preparar una versión del Lago de los cisnes con luchadores japoneses de sumo. Supongo que todos los profesores y politólogos que han participado en el proyecto que anteayer presentó Pedro Sánchez como si fuera una gala de Hollywood lo han hecho con la mayor honestidad y con su mejor empeño. Pero el proyecto está destinado a ser un fracaso completo porque en España nada se hace a largo plazo y al final todo se reduce a una reunión apresurada con un parlamentario de Teruel Existe y dos parlamentarios de Coalición Canaria para sacar adelante una ley que parece redactada por un chimpancé. No hay más. Y hacer un voluminoso análisis prospectivo a treinta años vista, en materias como la educación o la sanidad o la energía, en un país donde cualquier gerifalte autonómico se descuelga en cualquier momento imponiendo -por ejemplo- el bable como idioma de la enseñanza en Asturias, es una empresa destinada al más ruidoso de los fracasos. Y mucho más cuando ese proyecto no se ha consensuado en el Parlamento ni se ha llevado a cabo con unos criterios que se hayan hecho públicos desde hace tiempo. Por cierto, ¿sabe alguien quiénes son esos expertos? ¿Sabe alguien quién los ha elegido? ¿Y con arreglo a qué criterios? Pues no, qué va, nada de nada. Todo es un misterio absoluto.

Al final todo se reduce, como siempre, a la propaganda destinada a ganar unos meses de vida parlamentaria y a distraer la atención de los ciudadanos haciéndoles creer que se está haciendo algo cuando en realidad no se hace prácticamente nada. Nadie sabe qué cuotas van a pagar los autónomos dentro de dos años, ni cuánto tiempo va a sobrevivir la Seguridad Social -que está en situación agónica-, ni qué clase de empleo van a encontrar los millones de parados que ahora mismo viven de las ayudas estatales o del puro aire. De eso no sabemos nada -nadie sabe nada-, pero nos quieren hacer creer que hay alguien que sabe cómo será nuestra vida en el año 2050.

Una agenda estratégica es algo muy necesario. Pero antes que nada debe ser una verdadera agenda y no un mero ejercicio de propaganda. Y la España 2050, al paso que vamos, se parecerá mucho a la España 2021. Es decir, será un país ineficaz. Y a punto de reventar. Y gobernado por incompetentes.

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