Cuando el nombre de tu provincia empieza por h, la letra que no suena, la letra que no aporta por sí sola gran cosa, puede parecer el presagio de lo que históricamente viene ocurriendo en esta tierra, esto es, olvido, abandono y de falta de inversión. Esta semana la letra h ha sido protagonista, ya saben, el famoso CHARE (Centro Hospitalario de Alta Resolución) de Lepe, que lleva terminado desde 2015 y que todavía no tiene luz, agua, alcantarillado ni carretera de acceso, perdió la h, proponiéndose como mero Centro Ambulatorio, un Virgen de la Cinta en mitad de la nada. Huelva es, a su vez, la única provincia andaluza sin este tipo de centros hospitalarios. La indignación ha sido tan grande que la Junta ha tenido que escenificar ciertos gestos para justificar algo difícil de explicar en estos tiempos pandémicos. Hay alguna indignación, la política, bastante cínica, ya saben, quien pudo hacerlo y no quiso, quien se enfada por lo que no fue capaz de resolver y toda esa chusma que polemiza con la excusa del interés público. Aquí se entiende que cuanto peor le vaya al rival, todo está justificado, aunque la ciudadanía seamos simples daños colaterales.

No es la única anomalía, hay otras muchas, como por ejemplo la eliminación del transporte público por autobús (del tren mejor no hablar) en rutas de pueblos pequeños de la Sierra. Ahora, si quieres ir, por ejemplo, desde Cañaveral hasta Aracena, tienes que llamar por teléfono con antelación y confiar en que te den el servicio. Ir de Jabugo hasta el Hospital de Riotinto para una persona de edad o carente de coche es una odisea con casi dos horas de ida (y otras dos de vuelta) para un trayecto de poco más de cuarenta kilómetros.

El déficit público español en el último trimestre de 2020 fue de casi 75.000 millones de euros, ¿Realmente el problema es que el autobús de la sierra haga el servicio con pocos viajeros? ¿Es inviable un hospital público en una comarca poblada cuando la salud está tan golpeada? El dinero es elástico, lo que es rígido es la voluntad de utilizarlo en mejorar, de verdad, las vidas de la gente.

Defendamos lo de todos, independientemente de si nos afecta a cada uno de nosotros. Me importa igual la gente mayor que vive en pueblos pequeños sin movilidad, los enfermos de la Costa, o el depauperado tren de Zafra, se trata de reclamar que aquí no sobra nada ni nadie, hace más falta que nunca.

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