La ciudad y los días

Carlos Colón

En ésas estamos

LA manipulación de la lucha contra el terrorismo, de los atentados y de las víctimas por los partidos políticos es algo que ya va adquiriendo naturaleza de tradición en nuestra vida política. Empezó en 1993, con el pacto PP-IU (y la connivencia de un importante grupo de medios de comunicación) para derribar a González incluso al precio de erosionar gravemente el Estado y las instituciones ("Había que terminar con Felipe González, ésa era la cuestión -dijo Luis María Ansón a la revista Tiempo en 1998-. Al subir el listón de la crítica se llegó a tal extremo que en muchos momentos se rozó la estabilidad del propio Estado. Eso es verdad. Tenía razón González cuando denunció ese peligroý, pero era la única forma de sacarlo de ahí").

Siguió con el 11-M en dos fases: la pugna electoralista por echar los muertos aún sin enterrar sobre ETA o los islamistas y la larga vergüenza aún no concluida que le siguió. "Aznar asesino" o "Esto nos pasa por un gobierno facha" gritaban los manifestantes aquellos días, mientras llevaban pancartas en las que se podía leer "PP = terrorismo". Tras ello se rompió el pacto antiterrorista, se dividió a las víctimas del terrorismo, se inventó lo del cordón sanitario para aislar al PP y éste adoptó una estrategia agresiva y rencorosa. En ésas estamos.

Por eso cuando el secretario de organización del PSOE-A ha dicho que los incidentes de los que ha sido víctima el alcalde de Sevilla al término de la misa oficiada por Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García Ortiz son consecuencia del "uso y abuso electoral" que hace el PP del terrorismo ha dicho sólo media verdad. La mitad que falta es que el PSOE hizo lo mismo con el 11-M y que, al margen de lo que manipule el PP o de lo que se deje manipular una AVT en mi opinión mal representada, muchas víctimas se han sentido profundamente humilladas por los planteamientos del mal llamado y peor acabado "proceso de paz".

Así que no ha de mirar un partido al otro cuando se insulta gravemente a un presidente del Gobierno o a un alcalde a causa de tensiones originadas por la manipulación electoralista del terrorismo, sino que todos han de mirarse a sí mismos, reflexionar sobre su propia actitud y cambiar de estrategia. Otras veces he protestado aquí porque a Zapatero se le llame traidor, con independencia de que su primer mandato sea para mí el peor de nuestra historia democrática junto al segundo de Aznar. Protesto ahora porque al alcalde de Sevilla, en mi opinión el peor en la historia democrática de la ciudad, se le llame lo mismo. Como también protesté cuando se llamó asesino a Aznar.

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