La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Azuquita Moreno

De milagro no se ha presentado Moreno como Mary Poppins cantando 'Una cucharada de azúcar'

Alos populistas de extrema derecha y de extrema izquierda de Vox y Adelante Andalucía les da, como ya vimos, por las fantasías duras de superhéroes enfrentados a supervillanos: Santiago Abascal como el Aragorn de El Señor de los Anillos y Teresa Rodríguez como la Kaleeshi de Juego de tronos. Hay en ello ecos de nibelungos, walkirias, líctores con fasces, Alexander Nevski y los caballeros cruzados que fascinaban a Hitler, Mussolini, Stalin y Franco. Cosas de los extremistas. A Juanma Moreno , que es un burguesote de centro derecha, le van más las fotos con vaquitas -como al tierno Fernandel de El prisionero y la vaca- o la épica más ligera, juguetona y de peluche de La guerra de las galaxias. Como ha hecho en su respuesta galáctica a Teresa Rodríguez. La misma estupidez en otra versión. Los vídeos de las campañas electorales retratan a la vez a los candidatos y a sus potenciales electores.

Arropado por los maestro Yoda, R2-D2 y los jedis del universo creado por George Lucas -representados en azuquita en el Museo del Azúcar de Rute, ya les decía que lo de este hombre es endulzar la agresiva dureza épica de Abascal y Rodríguez: de milagro no se ha representado como Mary Poppins cantando Una cucharada de azúcar-, Moreno se ha lanzado al ruedo de las pantallas respondiéndole a Teresa Rodríguez: "Una candidata, una de nuestras adversarias, se ha comprado o le han regalado tres dragones, pero lo que no sabe esa candidata es que yo tengo la fuerza. La fuerza está conmigo". Y se quedó tan a gusto la criatura. Más puntos para Susana, que se ha limitado a vestirse de bandera andaluza sin de momento disfrazarse de Mariana Pineda o de José Luis y su guitarra cantándole a Teresa May "Gibraltar español"; y para Juan Marín, al parecer, no dispuesto a protagonizar vídeos que lo presenten como un superhéroe mutante que lo mismo viste las mallas de AP que las del PA o las de Ciudadanos.

El caso es que no hay discurso político -de política de verdad propia del siglo XXI, más de ideas que de ideologías y dogmatismos de los siglos XIX y XX- digno de tal nombre. La globalización es un laberinto sin hilo de Ariadna que indique una salida no utópica. La UE -por ello tan aborrecida por los populistas de extrema derecha y extrema izquierda- restringe las alternativas radicales. Y los electores son cada vez más receptivos a las fantasías de tebeos y series que a las ideas. Así nos va.

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