Ausencia de Andalucía

Por desgracia, muchos andaluces no se dan cuenta del ninguneo que padece su tierra

En plena dictadura franquista, 1953, Rafael Alberti publicó un poema en el que se preguntaba qué cantan, miran y sienten los poetas andaluces de entonces y con mayor pesadumbre se interrogaba si Andalucía se había quedado sin nadie. Las interpretaciones de cualquier texto pueden ser muy diversas, pero dado el contexto de aquellos años es razonable pensar que el gaditano -perteneciente a una generación que utilizó la poesía como una arma cargada de futuro, como lo expresó Gabriel Celaya- echaba de menos el uso de la palabra para erosionar un régimen limitador de libertades y derechos; si bien, es confortador comprobar que al escribir sus versos pensaba en su tierra, aunque su creencia acerca de sus poetas no fuera, precisamente, satisfactoria. Por suerte, el presente es muy diferente y estamos a años luz de aquellas décadas; sin embargo, a nivel político, se sigue con el mismo pecado. La reciente campaña de las elecciones que se celebrarán el próximo domingo se ha caracterizado por una ausencia casi absoluta de los temas y problemas andaluces para dar prioridad a aquellos de índole estatal y, mucho peor, a los que son meramente cuestiones partidistas, todo adobado con acusaciones de extremismos, unas veces de derecha y, otras menos, de izquierda; y con los intentos de averiguar si este o el otro pactan o no con este o aquel. Ni siquiera los líderes de los partidos que han venido de fuera se han visto obligados, para sus intervenciones, en saber lo que aquí sucede y se necesita. ¿Para eso unos comicios específicos de Andalucía, sin coincidencia con generales o municipales? Frente a que nuestras infraestructuras son deficitarias, obsoletas o están deterioradas -como botón de muestra las ferroviarias-; a que la sanidad requiere más recursos -que se lo pregunten a los profesionales de atención primaria-; a que nos llegan más inmigrantes que a ningún otro sitio de España y a que faltan medios para atenderlos; a que tenemos acogidos -más que nadie- a muchos menores no acompañados y a que no se sabe dónde ubicarlos porque los centros están desbordados; y, así, a un largo etcétera, el debate se ha centrado en la corrupción de los partidos, en el Brexit -sin entrar a fondo en los problemas que pueden sobrevenirle al Campo de Gibraltar- y, muy especialmente, en las muy probables elecciones generales, persiguiendo que Andalucía sea solo un trampolín para La Moncloa, ausentándola del discurso. Lo peor de todo es que muchos andaluces no se dan cuenta de este ninguneo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios