palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Anticipos

LOS sucesos se anticiparon a la celebración del Día de la Mujer Trabajadora. En el más adelantado de todos, el presidente de la Asociación de la Prensa de Granada y miembro (¡atención!) del comité de ética de la federación de asociaciones de periodistas, Antonio Mora, amenazó con callar a correazos a una activista palestina que se coló en una exposición sobre la "hermandad" hispano-israelí. Ayer Mora presentó la dimisión, pero lo hizo a regañadientes, después de buscar inútilmente durante horas argumentos para seguir aferrado a la sinecura. Las imágenes del incidente fascinan. En el modo en que extrae el cinturón, lo dobla y lo alza sobre la chica hay muchos y terribles ecos: de la disciplina violenta de los viejos colegios, de paternalismo atroz y de sumisión femenina al macho. La coda en los periódicos la ponía la detención del imán de Tarrasa.

El otro suceso lo protagonizó el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que ha descubierto que las mujeres soportan un nuevo tipo de violencia, más sutil y raro, parecido a una de esas especies de insectos que descubren los entomólogos en las selvas tropicales, una "violencia estructural" que las conmina a abortar. "Muchas mujeres", dijo el ministro ante la Comisión de Justicia del Congreso, "ven violentado su derecho a ser madres por las presiones del entorno". Y más: "Se genera una violencia de género estructural por el mero derecho al embarazo".

Si no entiendo mal, entre nosotros existen unos agentes del mal "estructurales" que, prevaliéndose de su invisibilidad, acosan a todas las mujeres en edad fértil para que interrumpan su embarazo antes incluso de la concepción. Aunque el ministro no concreta qué es ese terrorismo estructural ni cómo se le identifica, mucho me temo que alude a un estado social que abarca casi todo.

A ver, ¿es parte sustantiva de esa violencia de género estructural la propia ley del aborto? El ministro no lo dice pero apunta hacia ella. Si no hay ley no se facilita el aborto y si no hay facilidad desaparece la presión. Fin de la "estructura". ¿Significa eso? Pronto lo veremos. Pensar que sin "estructuras" no hay aborto es un lamentable sofisma. Incluso en los periodos de prohibición las mujeres abortaban y morían desangradas y la clandestinidad del acto alimentaba oscuras y siniestras redes de intereses.

El ministro Gallardón quiso ayer preparar el ambiente para cuando llegue la reforma. Para eso echó mano de un recurso retórico de notable éxito en estos tiempos convulsos: dar la vuelta a los conceptos para liquidar hábitos y derechos pareciendo que los salva. El mismo artefacto lingüístico del arzobispo de Granada en un famoso párrafo.

¡Feliz Día de la Mujer!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios