Crónicas urbanas

Jordi Querol

50 Aniversario

LA clase de 1960 cumple el próximo año 2010 su cincuenta aniversario. Desde hace ya varios años, esta exagerada singularidad numérica me persigue por doquier y me ha hecho pensar sobre infinidad de cosas: la vida en general, los estudios, las amistades, nuestra lejana juventud, etc. Sin embargo, a medida que paulatinamente me adentraba en los detalles de estos pensamientos (los remodelaba a veces y repetidamente los saboreaba) noté que unos pocos desaparecían inmediatamente por frívolos y algunos otros subsistían. Hace algunos años descubrí que de entre estos últimos el que persistía tozudamente entre todos los demás y, a su vez, cada día se hacia mayor era el significado de América, es decir, las consecuencias del positivo significado de mi estancia en Boston (1058-1960): la sinceridad y la honestidad. En América percibí que los itinerarios positivos, los de la bondad están absolutamente diferenciados, contrastando brutalmente con los otros que también existen, claro. En América te tienes que decidir; lo ambiguo, el no involucrarte o instalarse en la comodidad no vale.

Mis dos años de Master en el NEC me marcaron de tal forma que, durante este último medio siglo he podido comprobar sistemáticamente el afloro de sus consecuencias. El próximo año me gustaría expresar con palabras este hecho delante de algunos de los supervivientes de la clase-1960 y de las actuales autoridades del NEC. Siento la necesidad apremiante de explicar todo aquello y dar las gracias.

Vernos las caras después de 50 años es una broma muy pesada, tan dura que lo primero que comprobaremos (los que allí participemos) es que ya no nos reconocemos. Nadie sabrá quien es quien. Cuando finalmente atinas con el nombre del que está detrás de aquel ignorado rostro, y con ilusión empiezas a dialogar con él, compruebas con consternación que aquel antiguo amigo(a) es notoriamente otra persona. No se si mejor o peor, pero es otro ser humano. Muchas de las cosas comunes que nos unían se han volatizado. Para rehuir en lo posible lo que acabo de comentar sería bueno que se aceptara mi conferencia. Expondría lo que ocurrió; hechos verídicos e irrefutables que nunca envejecerán porque simplemente ocurrieron así, y que además nos pertenecen a todos. Y opinaría que sin darnos cuenta, es decir, sin apenas percibirlo, todo aquello se inmiscuyó positivamente dentro de todos nosotros. Es después cuando todo aquello se ha sintetizado dentro de nosotros.

Esta conferencia serviría para preparar la celebración, sería como una especie de prólogo. Seguramente así, con este preludio, después, la fuga (celebración) resultaría mucho más cómoda, o mejor dicho, menos "trágica" y mucho más conectada con la realidad. Una realidad con rostros muy distintos.

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