Celebramos una vez más el nacimiento de un libro, que es la mejor noticia que solemos recibir con alborozo. Mucho más si, como el que hoy exaltamos es, además, un texto necesario y ya imprescindible, la obra de quien fuera un gran amigo por tantas cosas recordado. Gustavo Castillo Rey (1947-2015), perito y técnico de control en su actividad profesional, licenciado en Geografía e Historia, profesor de la UNED, durante más de 25 años, merecidamente becado en varias excavaciones arqueológicas, escritor y excelente dibujante, pintor y diseñador, fue sobre toda su intensa y polifacética ejecutoria docente, autoral, laboral y artística, un apasionado amante de su tierra, de sus tradiciones, de su historia, que determinó su vocación y su eficaz e infatigable dedicación investigadora. Hablar con él -le conocíamos desde niño- era añadir a la poderosa seducción de su sabiduría histórica y cultural, la siempre provechosa satisfacción de enriquecer nuestro conocimiento sobre Huelva.

Como muy acertadamente afirma en el prefacio del libro que nos ocupa, José Antonio Losada Ruiz, la obra "no es una más de las muchas que vienen a explicarnos de qué manera se produjo el Descubrimiento del Nuevo Mundo. Se centra en unas fechas anteriores a la de ese gran evento y en la figura de un personaje que hasta ahora ha sido, de manera injusta, marginal para la historiografía". La publicación, como dijo en su presentación, Francisco Galván, viene "a llenar ese vacío de conocimiento que hay sobre un ilustre paisano", añadiendo que "se trata de un libro con un gran rigor histórico, bien expuesto y con los planteamientos perfectamente defendidos". Lo cual podemos comprobar a lo largo de su lectura, desde la descripción del entorno histórico y las circunstancias de la Huelva de la época hasta las vicisitudes vividas antes y después de la excepcional epopeya descubridora de la que Alonso Sánchez fue el privilegiado precursor.

Gustavo Castillo Rey, analiza, reflexiona y desentraña esta "intrigante historia de Alonso Sánchez", como el mismo escribe, actuando dice "con la fuerza de la razón y no con la razón de la fuerza". Sin que le impulsara, añadía, "ningún falso sentimiento localista o provinciano, sino el deseo de acercar al lector la figura de alguien que no creemos producto de la fantasía de ciertos cronistas de Indias". Y lo logra a través de la fluidez brillante de su narración, con el rigor de la profunda investigación, con la excelente consecuencia de quince años de trabajo intensivo, constante y minucioso en archivos y bibliotecas y sobre todo de una vida dedicada con fervor y perseverancia en su apasionante afán de desentrañar el pasado de Huelva. ¡Lástima que no viera en vida la publicación de este magnífico libro! Esperamos y deseamos que, como expresaba su hija, María Isabel, en la presentación, podamos recuperar su valioso legado.

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