Afianzar libertades y derechos

Sorprende esa obsesión en algunas culturas o grupos por dictar normas sobre lo que es íntimo y personal

Solemos confiar en que hay libertades y derechos que no retrocederán. Es uno de los muchos errores que cometemos. En realidad, nada es seguro. La historia nos da un gran número de ejemplos de que los pasos en un sentido pueden ser desandados, a veces, con una asombrosa celeridad. Por ello, no es solo que conviene sino que es necesario estar vigilantes y poner medidas para volver a tiempos pasados. No hace muchas décadas, por ejemplo, en nuestra sociedad la realidad de las personas que en la actualidad se engloban en lo que encierran las siglas LGTBI era muy distinta. Rechazos, encarcelamientos o vejaciones, entre otras cosas, eran circunstancias comunes para quienes no encajaban en lo que el discurso oficial exigía. Por desgracia, aún siguen dándose algunas de esas acciones señaladas o incluso peores y no digamos en otros países, en los cuales pertenecer a ese colectivo es un delito que puede conllevar hasta la pena de muerte. Es sorprendente esa obsesión en algunas culturas o grupos por dictar normas en lo íntimo, en lo más personal, en lo que nada ni nadie debería inmiscuirse. Pasan los siglos y como si oyeran llover; siguen inamovibles. Stuart Mill -un teórico y, a la vez, activista a favor de la libertad, del siglo XIX- manifestó acertadamente que en la mente y en el cuerpo el individuo era soberano. Pasan centurias y los hay que no cambian, que están anclados en sus rancios e intolerantes moldes y esto obliga a ser cuidadosos porque hay un crecimiento de extremismos intransigentes contra las libertades y derechos alcanzados en cuanto a la orientación sexual, identidad de género y todo lo concerniente al respecto, intentando cambiar las leyes que dan garantías a los LGTBI. Esto se une a que también ha habido un aumento de quienes intentan imponer sus criterios acerca de cómo deben ser las relaciones en las parejas, los papeles que cada cual ha de asumir, el tipo de vínculos que han de crearse y demás; y esto se ha producido no solo desde sectores que políticamente podrían ubicarse en la derecha sino, también, en la izquierda, aunque acepten la homosexualidad u otras orientaciones. El respeto por lo estrictamente privado e íntimo puede brillar por su ausencia tanto de un lado como del otro. Hoy, 28 de junio, se celebra el Día Internacional del Orgullo LGTBI, cuando se conmemoran los disturbios de Stonewall, en Nueva York. Por encima de fiestas y desfiles, lo más importante es que sirva, ante los nuevos vientos, para afianzar libertades y derechos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios