Adversario, enemigo

El señor Sánchez quizá esté escrutando su futuro en la figura de la señora Hidalgo

Lo decía Churchill a un parlamentario más bisoño: "No se equivoque usted, ahí enfrente se encuentra el adversario. El enemigo se sienta a nuestras espaldas". Perdonen que cite de memoria, pero el principio permanece intacto. Una de las labores que con mayor diligencia ha llevado el presidente Sánchez ha sido esta de socarrar a sus socios de Gobierno, hasta convertir al vicepresidente Iglesias en tertuliano radiofónico. De modo que ha sido llegar Feijóo y convocarse elecciones a la Junta. ¿Para vaporizar definitivamente a Ciudadanos? No. Ese trabajo ya lo hizo el propio Ciudadanos. Se trata de socavar a Vox por tierra, mar y aire, hasta convertirlo en un pintoresquismo residual, como ahora lo es Podemos.

Asunto distinto es que lo logre o no, como parece obvio. Pero el plan resulta igual de evidente. No sabemos hasta cuándo -o hasta dónde- va a llegar el "efecto Feijóo", como coadyuvante en esta futura predación de las derechas hispanas. Lo que sí ha quedado claro es que Feijóo no es un adversario tierno y desguarnecido, como el señor Casado, y probablemente sea tan rico en ardides como avaro en el uso de la palabra. Quiere decirse, entonces, que el señor Sánchez no va a tener tan fácil reprobar o culpabilizar a su oponente, como ocurría con el candidato anterior. De hecho, la estrategia del señor Feijóo, revelada ahora con esta convocatoria, parece disfrutar de una triple intención: jibarizar a Vox en cuanto pueda, dejar que el señor Sánchez se ahogue lenta e irreversiblemente en la crisis y pactar con Vox, en el ínterin, cuando le sea necesario. El señor Sánchez, que llegó a la presidencia con unos resultados poco prometedores, quizá esté escrutando su futuro en la figura de la señora Hidalgo. El señor Feijóo, sin embargo, acaso se haya visto concernido, como un Macron orensano, cuyo destino es devolverle a España una vaga e improbable normalidad.

Resulta verosímil, pues, que la avanzadilla andaluza, cuya víctima primera quizá sea Ciudadanos, tenga un objetivo primordial: ahorrarle a un futuro gobierno del señor Feijóo la agitada mazurca que el señor Sánchez ha bailado con sus socios y apoyaturas, para llegar a este sombría escollera donde nos encontramos. Ya veremos qué arbitra Vox con todo este asunto. Pero el señor Feijóo se ha mostrado irreductible a cualquier controversia. Y es en ese escudo argumental, en esa coraza elástica e inabordable (el señor Feijóo suele responder con preguntas), donde acaso acaben naufragando tanto enemigos como adversarios.

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