La otra orilla

javier rodríguez

Adictos al desastre

Es necesario un nuevo modelo económico por otro que no base su sostenibilidad en un crecimiento ilimitadoRenfe dice que tiene una flota de vanguardia y tecnología punta. ¿Cómo? ¿En Huelva? ¿Es un sueño?

Un día estamos lamentando las consecuencias del Cambio Climático de las que tanto se habla, de la extinción masiva de especies animales y vegetales, de la que se habla menos, de las montañas de residuos, de las "islas de plástico" a las que preferimos no mirar… y al día siguiente nos agolpamos como locos a presenciar la inauguración de un alumbrado navideño cuyo gasto energético parece quedar al margen de todo el debate sobre el coste de la electricidad y de los augurios sobre un posible apagón. El mismo día llenamos nuestras cestas virtuales y físicas con todo tipo de cosas ofertadas en el Black Friday de las que, se estima, sólo son necesarias menos de la mitad y que, por tanto, terminarán en la basura, sin siquiera usarse, la mayoría de ellas.

Somos así, tenemos, como especie, el comportamiento del alcohólico, del ludópata, del cocainómano… que sabe que esa "inocente" cervecita, partidita o rallita le conduce a la destrucción, a la ruptura familiar, a la quiebra económica… pero no puede aguar una fiesta que debe continuar mientras el cuerpo aguante y que, en consecuencia, va desoyendo todas las señales que le indican lo destructivo de su comportamiento y dejando a un lado a todas aquellas personas que le avisan de los peligros hacia los que camina. Luego vendrán la negación -no es para tanto, si yo vivo con lo justo, tantas cosas no compro, no exageréis, no pasa nada...-, la justificación -hay que disfrutar, tenemos que salvar la economía, hay muchos puestos de trabajo en juego...- y todas las demás estrategias de defensa de la conducta adictiva ante la evidencia de la necesidad de un cambio.

Sólo "tocar fondo", dicen los especialistas, permite al adicto afrontar su comportamiento y, parece, sólo tener las consecuencias de la catástrofe delante de nuestras narices, nos hará corregir este tipo de comportamientos, nos obligará a plantearnos que no hay avance científico o técnico que la evite, que no basta con sustituir bombillas incandescentes con lámparas LED, vehículos de combustión por eléctricos…, que es necesario plantearnos un cambio de modelo económico por otro que no base su sostenibilidad en un crecimiento que pretende ser ilimitado, pero que está mostrando sus grietas en forma de desastre ambiental, social… y ese modelo económico no puede ser un capitalismo que quiere vernos todos los últimos viernes de noviembre llenando nuestra cesta de cacharros inútiles.

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