Esta es la candente actualidad política: Los gobiernos europeos no se ponen de acuerdo para repartirse los principales cargos de las instituciones comunitarias. El asunto quita el sueño (literalmente) a los negociadores de los distintos bloques de partidos, concretamente a populares, que han ganado las elecciones europeas, pero no consiguieron la mayoría absoluta; socialdemócratas, que con las alianzas adecuadas quieren colocar un hombre suyo en la cúpula, en la Presidencia de la Comisión Europea; y liberales, terceros en discordia -concepto oportuno como pocos para la ocasión-, dispuestos a vender a buen precio su apoyo. En resumen, todo muy parecido a lo que sucede por estos lares. Podemos presumir del dudoso honor de que España marca el camino a la Unión Europea, que sigue nuestros pasos y parece perder su tradicional vocación de consenso, alborotando un gallinero, antes pacífico y en el que ahora compiten demasiados gallos alfa. Me pregunta un amigo si la actualidad más candente no es el rifirrafe entre el Gobierno y el nuncio Renzo Fratini, a punto de regresar al Vaticano, al hablar de la exhumación de los huesos de nuestro gran dictador. Creo que no; se trata solo de una maniobra para distraernos del puzle de una investidura que se complica.

La actualidad como noticia es uno de los productos más perecederos que existen. Cuando la noticia va acompañada de una fotografía impactante, dura algo más. Por eso aún impresionan nuestra retina Valeria y Óscar, ahogados en el Río Bravo ante la mirada desesperada de Tania, madre y esposa de la mayor angustia, hace apenas una semana.

En cambio, ya hace una eternidad -de dos semanas- cuando en el crucero en patera, clase ínfima, desde la costa marroquí, murieron ahogados en el estrecho veintidós migrantes. No hay fotos. Quizá en su travesía vieron cruzar por el cielo inclemente el avión en el que el presidente andaluz realizaba su primera visita oficial, no sé si en clase business, al rey de nuestro vecino del sur. Dicen las crónicas que, en la agenda de ambos importantes dignatarios, los business, o sea, los negocios, ocuparon un lugar preferente, y que nuestro presidente esperaba como fruto del viaje un impulso a las exportaciones de bienes y servicios españoles a Marruecos. No he encontrado constancia de que trataran sobre nuestras importaciones clandestinas de seres humanos, cuyo flujo es claramente ascendente.

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