Aires nuevos circulan por el Palacio de San Telmo, despertando curiosidades. Llama poderosamente la atención del nuevo Gobierno cómo, en tiempos en donde vales según el peso de tu currículum, cuente con personas sin trayectoria política y sin ni siquiera experiencia en el campo para el que han sido designados. Javier Imbroda, el reciente consejero de Educación y Deporte, es un ejemplo de ello. No obstante, debe otorgárseles el beneficio de la duda; a veces lo más relevante está en una buena motivación y un equipo competente.

Hasta ahora, los nuevos consejeros, además de criticar lo que va apareciendo en los cajones de sus predecesores, van difundiendo frases rimbombantes (para dotarlas de la profundidad de la que carecen) y que, al ser archirrepetidas en todas las campañas de cualquier partido, escasean de credibilidad. He esperado impaciente que Imbroda dijera eso de que la educación es la mejor inversión y sí, ya estoy tranquila, lo repitió hace unos días en una entrevista en Canal Sur.

Seguramente, si la gestión de la educación estuviese en manos de profesionales, sabrían que de los proyectos emprendidos hasta ahora, habría que quedarse con los triunfos, evitando sus fracasos. Es justo reconocer los esfuerzos que se han hecho y lo innovadora que ha sido la educación en Andalucía hasta ahora. Sólo el pasado curso, en los diferentes programas desarrollados (de cultura emprendedora, lingüísticos, digitales o de hábitos saludables...), participaron más de 5.000 centros y más de millón y medio de alumnos, con efectos más que favorables. Pero dado que lo que cuenta son los resultados y éstos no han sido buenos (sólo en abandono escolar, posee uno de los índices más altos de Europa), pues no, no puede hablarse de éxito.

Imbroda se estrena con el proyecto de Refuerzo educativo, desarrollado hace años por los socialistas durante las tardes, a fin de atender al alumnado con bajos resultados académicos y que obtuvo escasos resultados. Ha elegido el mes de julio, aprovechando los recursos de los centros inutilizados durante dos largos meses. Se trata de una medida tan justa y necesaria, que merece más de una reflexión antes de su puesta en práctica: Sin aire acondicionado en los centros, ¿Es una broma lo de julio? ¿En un mes, Lenguaje, Matemáticas, Inglés, Deporte y ocio? ¿Hay profesorado preparado para ello? ¿Y si, además, y ya que estamos, se motivase y reciclase un poquito también al profesorado? ¿Y si se aprendiese de los errores que cometieron los anteriores?

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