El lanzador de cuchillos

Abogados descarbonizados

En muchos despachos de abogados hay más postureo que en el documental de la novia de Cristiano

A estas alturas ya sabrán ustedes que Albert Rivera ha dejado el despacho de abogados por el que fichó hace dos años entre acusaciones de sus titulares de falta de implicación, desidia e incompetencia. Aseguran los fundadores de Martínez-Echevarría que "su aportación ha sido nula" y que piensan "seguir creciendo con profesionales de la mayor categoría jurídica, huyendo de políticos vacíos y sin capacidad de trabajo". Albert Rivera, defensor del despido libre mientras ocupaba su escaño en el Congreso, pide ahora a sus empleadores más de 300.000 euros de indemnización con base en la famosa ley L'Oreal: porque yo lo valgo. No es eso lo que dicen sus jefes, que tampoco deben ser ningunas lumbreras y, además, en el pecado llevan la penitencia. Porque el enfrentamiento entre Rivera y quienes le acogieron con los brazos abiertos y ahora lo ningunean llamándole "becario de La Caixa" ha puesto de manifiesto dos cosas. La primera, que los políticos actuales, incluso estrellas (sobre)valoradísimas como el expresidente de Ciudadanos, en la empresa privada no duran dos asaltos. Por eso haría mejor en cerrar la boca el diputado del PSC José Zaragoza: no está para dar lecciones un tipo que lleva chupando de la teta pública desde que tenía 22 años y ya pasa de 60. El chusco affaire del bello Albert es también la demostración de que en muchos despachos de abogados, con todo su golpe de eficiencia global y approach cognitivo, hay más postureo que en el documental de la novia de Cristiano. Si en la vieja canción de Sabina, las niñas ya no querían ser princesas (Georgina, sí, choniprincess), los abogados que fantasmean en la red ya no sueñan con servidumbres de paso, sino con trading, wallets y sociedades cotizadas. Ahora se juntan tres imberbes -e imberbas- con un máster de Hacendado y más afición por el Instagram que por el Código Civil y enseguida montan una boutique legal, un Louis Vuitton del asesoramiento integral y el smart contract. O crean una firma. Aunque tenga más valor la de C. Tangana en el sujetador de una fan. Leo en una web jurídica que DL Piper, que debe de ser la pera limonera, ha sido el primer bufete en firmar un acuerdo de compra de energía corporativa (PPA), lo que, al parecer, supone un hito fundamental en el compromiso del despacho con la descarbonización de sus sedes. La descarbonización. Ahí está el futuro de la abogacía. Y el de Albert Rivera, porque de la segunda experiencia laboral de su vida ha salido bastante quemado.

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