Análisis

Manuel gómez Marín

Otra vez a fastidiarse con el síndrome del pánico

En el centro de la crisis de juego y resultados se sitúa cada partido como una final

El Recreativo es un equipo que no se cansa de defraudar. Ni contigo (Barragán) ni sin ti (Monteagudo) tienen mis males remedio. La pena y el castigo son similares a la afrenta y confusión a las que están sometidos el club y la afición. Barragán arranca con más preocupaciones de las previstas en sus apuntes de alternativas y soluciones. Ya quedó expuesto aquí en la previa de Don Benito que iba a perder el sueño. Nadie duda de que es difícil escoger a un rival que genere menos fútbol en el grupo, que sea incapaz de dar dos o tres pases límpios de control de juego. Una temporada que causa vergüenza.

Muchos aficionados se habrían imaginado en pretemporada recorrer las calles de la ciudad con las camisetas y las sonrisas de oreja a oreja. Y por desgracia se ha entrado en una fase donde la camisa no cabe en el cuerpo porque el Recreativo se ha enfundado el uniforme de un equipo donde la mediocridad es su parámetro más visible y pone la calculadora de las cuentas de la referencia del sofoco como razón y parte que se tienen a día de hoy de que suceda algo contrario a lo que se desea. Un frente atlántico lleva meses barriendo sin cesar los dominios del Recreativo. El temporal arrastró con su fuerza a Monteagudo y toca el entorno de Barragán.

Y en el centro de la crisis de juego y de resultados se sitúa cada partido marcado con el veredicto de una final. Siempre ante los necesitados, el Decano ha sido una ONG. El Atlético Sanluqueño ha hecho un gol en los cinco partidos recientes y se sostiene por ser el cuarto menos goleado. Y el Recreativo tiene un agujero: quinto que más encaja, sólo ha ganado un partido de los últimos diez celebrados en Huelva y acumula más de dos meses de sinsabores tras esa alegría del autogol del filial gaditano. La tendencia del síndrome del pánico: luchar por no descender. Otra vez hay que fastidiarse en la ruina viviendo de manera desesperada.

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