Siento llevarle la contraria a compañeros de profesión y a muchos albiazules que tildaron la eliminación del Fuenlabrada de dulce venganza, como una forma de devolver aquel guantazo que los madrileños nos dieron en junio. Si acaso fue un buen pellizquito traicionero dada la agónica forma como sucedió y que siempre supone algo de sonrojo caer ante un equipo de inferior categoría, pero me da que ellos durmieron el sábado mucho mejor que nosotros tras el doble enfrentamiento. Eso sí, lo de estrenar justo ese día la camiseta conmemorativa de su ascenso tuvo su guasa. Hay muchos equipos con clase y mucha clase de equipos. Que cada uno elija su camino, que el tiempo -y el fútbol- suelen ser muy caprichosos. Aquí lo sabemos demasiado bien.

Del alegrón copero el recreativismo puede estar contento por tres importantes vertientes: la primera, porque ya nos merecíamos un oasis de felicidad en medio de una temporada decepcionante y porque, tras el ambiente generado después del partido frente al Córdoba, la cosa amenazaba en una ruptura del binomio grada-equipo difícil de volver a coser cuando, sin embargo, la comunión y el apoyo en Copa fueron como el de las mejores ocasiones; la segunda, porque los de Monteagudo demostraron que sin ser ningún Dream Team tienen más fútbol del que ofrecen a menudo, lo que puede servir para abrir una mínima ventana a la esperanza (esperemos que no se termine de cerrar mañana); y, por último, por el gustazo de lo que puede venir el día 22, evidentemente.

Eso sí, si hay fortuna y el sorteo nos depara un partido ante un 'grande' vayan preparándose: ante esa gran oportunidad para demostrarle al mundo, otra vez, que este muerto está muy vivo, ya saldrían los de siempre a poner sus peros: que si aquí sólo se llena el estadio para ver a los 'gordos', que si en Huelva son todos de tal o cual equipo o que esa cita no servirá de nada, sacándole a ese evento mil y un contratiempos. Sí, los avinagrados olvidarán los llenos y 'entradones' nada lejanos ante Granada B, Marbella, Lorca, Linares, San Fernando, Villanovense, Fuenlabrada o Mirándés, como pasarán por alto los más de 10.000 abonados en Segunda B, las masivas manifestaciones o la campaña de salvación más milagrosa y generosa de la historia. Nada nuevo. Pero como se suele decir, es mejor no corregir a un corto; el que sea, que se le note.

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