Algunos de los que leen esto lo vivieron in situ. Otros eran demasiado pequeños para saborearlo y muchos de los que hoy se asoman a estas letras ni siquiera estaban en proyecto para venir al mundo (¡estos jóvenes!). No hubo logro deportivo que yo haya celebrado más; ni siquiera los dos ascensos a Primera. Quizás el pase a la final de Copa, por impensable. Me refiero a cuando Ruiz Campo señaló el final en Baracaldo tras una espera en el Colombino que para nosotros queda. Ese 13 de junio de 1998 fue inigualable. Por fin se llegó a la meta; por fin disfruté de ese ascenso que durante tantos años había soñado cuando me sentaba, desde crío, sobre el cemento del viejo Municipal. Allí había vivido una época mágica con Luzardo y Alzugaray como ídolos, Trofeos Colombinos míticos, victorias inolvidables ante equipos históricos, temporadas maravillosas coqueteando con la élite… hasta que llegó el descenso la temporada del centenario (¡!). Desde entonces sufrí el cruel robo con el Castilla, el desastre económico, los encierros, salvaciones milagrosas, otros despertares de la afición decana, liguillas insípidas, el mazazo con el Numancia…

… Pero ese 13-J ratificó que había merecido la pena tanto sufrimiento. Poder gritar como nunca, abrazado a los tuyos, "¡lo conseguimos!", algo similar a lo que pasó el cardíaco 30 de junio, no se paga con dinero. Las miles de personas que han arrimado el hombro estos años como nunca antes, que han soportado -y soportan- decenas de amarguras cada curso, merecen momentos así que premien su sacrificio o, al menos, verlos de cerca, no lo de estos últimos tiempos. Seguro que las penas vividas no hacen renegar, ni un gramo, de los esfuerzos, del orgullo y del cariño de todos hacia nuestro Decano, pero la mediocridad deportiva achicharra y hasta oscurece lo conseguido en otras parcelas. El Recre está vivo por obra y gracia de su gente, de Huelva; el reconocimiento en este sentido creo que es amplio y su propietario debe hacer lo que sea para que también con el balón se tenga una estabilidad a la altura del escudo. Que el Algeciras no quintuplica el presupuesto del Recre y ahí está, oiga. Miremos ese ejemplo y no el mal de otros, que ya sabemos de qué es eso consuelo. Es insano remar tanto sin ver la barca acercarse a la orilla. Que acierten con el elegido y éste entone a los futbolistas, que vamos tarde otra vez y no siempre se va a parar el reloj para esperarnos.

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