Todo club de fútbol tiene su trastienda. En ese espacio se planifican en silencio algunas estrategias de última hora, se convence y se discute, se lavan los trapos sucios, se riñe, se felicita y se trabaja para que muchas cosas funcionen. Es, por así decirlo, un lugar muy reservado para lo bueno y para lo malo. Y aunque la trastienda resulta necesaria, no es bueno que tenga demasiado protagonismo en el día a día de una institución porque transmite poca claridad, algo de confusión y mucha improvisación.
En el Decano del fútbol español la trastienda lleva funcionando demasiado tiempo. Ese lugar donde confluyen muy buenas intenciones, muchas personas y poca estrategia a medio o largo plazo. Y donde, sobre todo, nada se sabe a ciencia cierta.
Ese método de trabajo era, hasta no hace muchas fechas, el único modo de gobernar al Recreativo. Al estar acuciado por las deudas y los embargos, el día a día albiazul se ha sacado adelante como se ha podido, con mucho esfuerzo personal del consejo de administración y la buena voluntad de sus trabajadores.
Pero va siendo hora de ir vaciando la trastienda. Una vez que se cerraron los capítulos de venta del Decano y el Ayuntamiento ha vuelto a reafirmar su apoyo institucional es el momento de poner caras y nombres a los responsables de cada área, para felicitarlos si así hay que hacerlo o para demandarles si no se cumple.
Y especialmente necesario es sacar de la autocensura a los gestores de Eurosamop, de los que creo que acabarán marchándose por la puerta de atrás sin saber cómo sienten o padecen. Para bien o para mal… nada conocemos de su aportación al Recreativo. Y no estaría mal, hoy con algunas vacas gordas en lo deportivo, que den un pasito adelante.
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