La borrasquita sigue ahí. Parece que va escampando pero ojo con los estertores de la misma que, como coja al personal desprevenido, pueden ser iguales de dañinos que los peores momentos previstos. Hablo del Recre, claro, al que ya le llueve un poco menos tras la primera victoria foránea del año (¡aleluya!) y que respira algo aliviado. Eso sí, aún queda un trecho para poder atracar la carabela en el mar de la tranquilidad. Yo hoy me acuerdo, de forma especial, del partido frente al Lorca en nuestra casa. Soy consciente de que suspirar mirando al pasado sirve de poco; aun así caigo también en esa tentación: con sólo tres puntitos más, con esa victoria que no se nos debió escapar jamás, estaríamos a tiro de piedra del cuarto; estaríamos donde, esta temporada, siempre debimos estar. Lástima que la máquina del tiempo no funcione aquí igual de bien que en otros sitios.

El temporal, por cierto, se cebó con el monumento de la plaza del Velódromo que, con infortunio, fue alcanzado y dañado por la caída de varias ramas encima. Esperemos una pronta rehabilitación y recolocación de esa estatua en un sitio que debería ser, casi de forma obligatoria, un lugar de peregrinación y culto del futbolero español en general y del recreativista y onubense en particular. Y a colación de esto… ¿Se imaginan lo bonito que hubiera sido haber conservado, por ejemplo, aquel mítico y peculiar marcador del primer campo de fútbol del primer equipo de España? ¿Por qué siempre nos ocurre lo mismo? ¿Por qué pisoteamos burdamente nuestro pasado? ¿Por qué tampoco se conservó la portada del vetusto Municipal para perpetuar, en Isla Chica, el legado del Decano en la que fue su casa durante tantos años? ¿Por qué el nuevo estadio no recogió en su construcción ni una mísera mención al decanato, al 1889, al escudo fundacional o a los pioneros en su fachada, que es la imagen del club para todos los mortales que por allí pasan, turistas incluidos? ¿Se imaginan algo similar en otra ciudad? Nos queda tanto por aprender... Como aún estamos soportando el temporal es difícil superar los chaparrones sin soltar el paraguas; eso sí, cuando al fin salga el sol habrá que poner remedio a todo esto y darle con la contera a más de uno. Por listo.

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