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No es lo mismo elegir la soledad que aguantarla sin quererlo. El fútbol siempre ha sido un trabajo en equipo. Desde la presidencia, pasando por la dirección deportiva hasta desembocar en el campo. No hay nadie mejor que todos juntos. Y esa es una realidad aplastante. El caso es que asistimos, en el Recre, a unas situaciones inverosímiles desde hace mucho tiempo. Y la última es que hay cosas metidas con calzador porque hay áreas que no están en consonancia con otras. Eso también es una evidencia. Y todo lo alimenta la incertidumbre con respecto a la venta o no del Decano. Y en medio de todo eso está Óscar Carazo. En la soledad más absoluta. No elegida por él.

El director deportivo del Recreativo de Huelva, que tiene todas las bendiciones del entrenador y el reconocimiento de toda la plantilla, se está viendo solo casi de forma permanente. Incluso haciendo cosas que no le corresponden para que al plantel y al técnico no les falte de nada, incluido preocuparse para que funcione la caldera de agua caliente y gestionar los campos de entrenamiento ante la mala situación de la ciudad deportiva.

Óscar Carazo es un hombre puesto por Juanma López y ya sabemos la tensión que hay con el madrileño o ha habido desde el club. El consejo pretendió imponer a su director deportivo y al entrenador y eso no pudo ser. Luego Carazo, ahora mismo, es una nota discordante para algunos. Al director deportivo lo medirá el resultado de la plantilla que ha confeccionado conjuntamente con el entrenador. Hasta ahí, todos de acuerdo. Pero todo el mundo necesita una palabra de ánimo de vez en cuando y sobre todo en el mundo del fútbol, cuando no todo es entendible al primer golpe de vista. Eso no lo tiene Carazo.

Su fortaleza se posará en la fortaleza de la plantilla en lo que a resultados se refiere. Mientras que el equipo vaya ganado, mutis por el foro. Mientras que Salmerón siga teniendo mando en plaza, estupendo para Carazo. Lo malo para él sería que se diese todo lo contrario. Él no ha elegido la soledad que le acompaña. Y es injusta la situación. Porque habría que juzgarlo por lo exclusivamente deportivo, no porque lo haya traído Juanma López. De momento sonríe y disimula. Pero solo él y su mochila saben lo que se lleva cada día a la cama. Su mochila y el entrenador, que es su único confidente.

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