Análisis

NArciso rojas

La selección española de rugby

Es una verdad mundialmente reconocida que un equipo resuelto y poseedor de una gran fortuna en forma de un juego maravilloso necesita un trofeo. Este equipo lo cogió para sí mismo con descaro, con merecimiento, con habilidad, fuerza y técnica; con mucho rugby. Así se hizo con el Campeonato de Europa la selección española.

Una selección a la que se le quedan pequeños los equipos con los que compite y que avanza sin un horizonte, sin una motivación; porque las puertas del Seis Naciones están cerradas a pesar de haber vencido a Escocia en el pasado reciente.

Sí, sí. Hablo de la selección española de rugby, que derrotó con mucha contundencia a Holanda en la final del Campeonato de Europa que se jugó el pasado fin de semana.

Estuvieron muy bien en casi todas las facetas del juego, con muy pocos fallos en los placajes; trabajando en los puntos de encuentro con mucha disciplina; hábiles por fuera y contundentes por el eje; y con mucha concentración en defensa. Pero el rival les duró 50 minutos. Ahora se encuentran en medio del desierto y sin destino. Es una pena que tengamos una selección tan potente que no pueda desarrollar todo su rugby a un nivel más alto si no es con un Mundial de por medio. Los pocos periodistas que han escrito sobre este equipo coinciden en lo mismo: esa orfandad a la que el rugby internacional condena a nuestra selección es una injusticia. En eso pensábamos los que seguimos el partido durante los 80 minutos que duró este.

La selección española de rugby se merece competir con la élite mundial, aquella de la que fue expulsada en favor de la entrada de Italia en el Seis Naciones (año 2007), cuando era capaz de derrotar a Gales, Escocia e Irlanda, y plantar cara a Francia e Inglaterra. ¡Hace tan sólo 11 años!

Pensarán los que leen esto que me he vuelto loco, que invento historias, que España nunca estuvo a semejante nivel ni jugó el Seis Naciones, pero es todo cierto. Ese es el nivel de las mujeres que juegan en nuestra selección nacional. Feliz 8 de marzo, leonas.

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