Análisis

NArciso rojas

Así en el rugby como en la tierra

Un partido de rugby, ya sea jugándolo o disfrutándolo como espectador, es un momento entre corchetes. Una isla en la que las normas de la vida real cambian para transformarse en lo que todos querríamos que fuese el libro de instrucciones de los días convencionales.

La simple presencia de un encuentro en el futuro inmediato te regala instantes de esa felicidad plena que no tiene explicación. Esas cosas que no se pueden explicar son las verdaderamente importantes. Si un sentimiento puede codificarse y transmitirse queda en un segundo nivel, y es que la vida es ese ruido constante (bla, bla, bla) bajo el que pretendemos esconder la realidad, triste, neutra o feliz, de nuestra existencia. La batalla diaria o excepcional -en los dos últimos años he vivido una de ellas- desgasta, cansa, encoleriza y atemoriza. Esos sentimientos los recojo en casa como a otros que tienen mejor prensa, y es que forman parte de la vida. Son experiencias con energías que se pueden encauzar en positivo, pero siempre se necesita un refugio. El mío es el rugby. Un partido de la categoría que sea; desde una grada pequeña; cerca para poder escuchar la música que sale de las melés, los rucks o los juegos abiertos; con una cerveza y alguien al lado que entienda el idioma del momento. Es entonces cuando desaparece el "bla, bla, bla" y lo que realmente tienes-eres cobra sentido. Ya sea en Twickenham junto a otros catorce chalados onubenses, o en Huelva viendo a un equipo sub14, o en un prado de Bradford-On-Avon, ese ruido eterno detrás del que nos escondemos desaparece, y la vida se mete entre corchetes para disfrutarse a sí misma, olvidar las guerras que quedan fuera de ese tiempo sagrado, olvidar otros deportes que te traen de cabeza (a los que ya te gustaría impregnar con un poco de ese paraíso) y estar contigo mismo. Al abandonar por el corchete de la derecha el partido para seguir avanzando el mismo avance cobra sentido, y mientras duran los efectos ovales uno se siente mejor con lo que le rodea.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios