Lo que tantas veces sucedió en ciudades próximas y lejanas con equipos y aficiones importantes lleva pasando bastante tiempo en el entorno del Decano, y eso hay que repetirlo más porque creo que no sabemos vender ciertos gestos todo lo bien deberíamos hacerlo. "Ésa sí que es una buena afición: descienden de categoría y tienen más abonados que el año anterior"; "es que en ese club todos defienden el escudo como si no hubiera un mañana"… ¿Les suenan esas frases? Pues esas mismas sentencias son aplicables, desde hace años, al Recre y a los suyos. Si se hacen las cosas mal hay que decirlo, pero cuando se consiguen heroicidades e hitos dignos de ser remarcados también hay que subrayarlo, que si no lo destacamos nosotros seguro que no lo va a hacer nadie.

Desde el caótico y milagroso final de la temporada 2015/2016 hasta hoy la grada siempre ha respondido de manera excepcional en señorío, fidelidad al escudo y apoyo a los suyos. En ocasiones como el curso pasado, en el que los problemas económicos para los jugadores existieron pero fueron ínfimos en comparación con sesiones anteriores, ese apoyo incluso brilló por su excesiva serenidad pese al lamentable espectáculo dado, fundamentalmente por el ridículo juego de la silla perpetrado por Eurosamop con El Mudo López a los mandos. Ahora, tras las lógicas dudas del inicio de curso, la triste situación actual (es increíble que después de soltar el dineral que ha puesto en el club el Ayuntamiento siga creando un mar de dudas), uno tiene la sensación de que ya los fieles han regresado al pasado y lo vuelven a tener muy claro: aquí hay que arrimar el hombro alentando al plantel sin tregua como en las decisivas e históricas temporadas dejadas atrás. Hasta que todo se arregle, no queda otro camino.

Falló Marc el sábado en el gol sevillista y no hubo ni un reproche en el estadio. Al contrario: un caluroso aplauso por todo lo dado y mil ánimos para buscar la reacción. Y ésta, de nuevo, llegó en forma de remontada. Lo que se sufre así es tremendo, pero lo que se goza cuando se logra es inconmensurable. Otra vez equipo y afición dando muestras de estar muy por encima del resto. Los del césped pueden llevarnos a luchar por arriba, pero esto también lo vimos cuando luchábamos por salir de abajo: es cuestión de orgullo y de dignidad y el recreativismo ya ha demostrado que, afortunadamente, de eso va sobrado.

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