Hay que ser de Huelva y sentir el Decano para entender su filosofía, pero no se puede obviar el presente cruel y pasando página con el cambio esencial del nombramiento de un nuevo consejo de administración bajo la tutela supervisora de la propiedad como máximo accionista (97,38 %) que mantiene la supervivencia. Por mucho que se quiera explicar que hay separación de competencias, es evidente que quien pone el parné en el nombre del pueblo está obligado a vigilar también las decisiones repartidas entre el consejero delegado y el presidente.

José Antonio Sotomayor Díaz es un reputado recreativista que debuta en la lista de los mandatarios del club donde hay un error al no aparecer el médico-cirujano Benjamín Naranjo Rodríguez, que ocupó el cargo entre finales de julio y su dimisión en noviembre de 2015 durante la etapa del ínclito Pablo Comas, que le nombró sólo para las responsabilidades de representación. La historia del Decano cuenta con presidentes de pocos meses en el cargo.

El nuevo mandatario es el amigo benigno y pacificador en el descenso al infierno, su misión es proponer paz, sosiego y orden en la catarsis actual con efectos purificador y liberador. Su mensaje es la reivindicación con argumentos de los buenos modales. "To er mundo é güeno" por la parte de arriba, excepto los culpables del terreno. De inicio parte con la conformidad expresa de los dos colectivos más visibles como la Federación de Peñas, más apegada a las costumbres tradicionales del fiel seguidor, y el Recreativo Supporters Trust que reclama para sí la autoría de acciones tras su renovación de cargos cuando ha estado desaparecido y sin molestar en la hecatombe, ahora "sale a morder" contra los malos de la debacle "To er mundo é peó". Pendientes del quehacer de un presidente aupado a la ilusión, de pasar de la teoría a la práctica, y solicitando la aceptación de consenso para mirar hacia adelante. Vista, suerte y éxitos.