Tengo la certeza de que, a pesar de todo, lo tuyo con nuestro escudo ha sido una historia preciosa, Antonio. Los dos pasados veranos pensé que el Recre te iba a devolver algo de lo que tú le has dado y que, al junio siguiente, colgarías las botas con una sonrisa porque volvíamos al lugar del que nunca debimos salir. Pero no, la implacable realidad pudo con nosotros. Era imposible, como ha sido imposible no emocionarse viendo tus carreras y tu garra desde el minuto uno hasta el noventa y pico. Mientras otros 'regulaban', tú ignorabas el significado de esa palabra. Siempre acababas con la lengua fuera, como un profesional debe acabar cada partido y cada entrenamiento. Tú me has reconciliado con el fútbol.

Nos dices adiós como lo hicieron, en este Decano de los últimos tiempos modernos, tipos entrañables y auténticos mitos del recreativismo. Coges el testigo de Javi García, de Merino, de Barber, de Aitor o de Jesús Vázquez, y no podía haber existido mejor relevo. A ti, que levantaste con el Liverpool la copa con la que todos sueñan, el Recre no te pudo dar, ni siquiera, un par de alegrías seguidas. Al contrario: este 'joven' de casi 129 años te regaló mil dolores de cabeza dentro y fuera del césped. La deuda contigo permanecerá, pero créeme si te digo que estoy convencido de que jamás te habrán admirado ni querido (sí, querido, porque aquí se te quiere) en ningún campo, ni en ningún club de esos que también defendiste con orgullo, con tanta sinceridad como lo ha hecho Huelva. Almacenamos mil defectos, pero tenemos una virtud inigualable: apreciamos a gente como tú hasta la eternidad, como eterno será el Decano, le pese a quien le pese.

Te confieso, Antonio, que cuando le dije a mis pequeñajos que no seguirías defendiendo la camiseta del club más antiguo de España se me hizo un pequeño (gran) nudo en la garganta. Ellos han crecido con este bendito suplicio albiazul y te han tenido de referente, de ídolo, con lo que eso marca a unos niños. Hace muy poco, hablando con mi mujer sobre el mejor deportista español de todos los tiempos, al oírnos, ellos nos cortaron gritando: "¿Nadal? ¡Anda ya! ¡El mejor deportista de España es Antonio Núñez!". Pues eso. Gracias por dar la cara en nuestro peor momento. Gracias por mantenernos a flote. Gracias por mantenernos con vida. Gracias por todo, por siempre, capitán.

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