El estado del terreno de juego del Nuevo Colombino es lamentable y un ejemplo muy visual de lo que va a costar sacar al club adelante pese a todos los remedios caseros que se puedan poner para solucionar sus problemas.

Esta reflexión no pretende ser una crítica a los operarios que trabajan a destajo por salvar lo poco verde que queda en el campo. Ni mucho menos. Todo lo contrario. Ellos son un símil perfecto para entender que la voluntad y la profesionalidad, que cada uno pueda poner al servicio del Decano, llega a un punto en que no es suficiente para arreglar los enormes problemas de hoy, que son consecuencia del abandono de ayer.

El césped del Nuevo Colombino se dejó a la mano de la madre naturaleza durante el verano, se dejó crecer la mala hierba por falta de recursos económicos, la grama se hizo fuerte y cuando se pudo reaccionar ya fue demasiado tarde. Una metáfora muy fiel que refleja lo que pasó y pasa en el Recre.

Día que transcurre, partido que se juega, pago que se afronta, deuda que aparece… nos lleva a pensar que la única solución para el Decano es levantar la alfombra de arriba abajo y echar aún más dinero al barco con la esperanza de encontrar algún puerto seguro donde amarrar.

Sin ser experto en jardinería, escucho a los profesionales y me cuentan que el césped del Nuevo Colombino es casi irrecuperable con los actuales recursos. Y sin ser maestro en finanzas, oigo a quienes conocen la realidad y dicen que el futuro pasa por casi un milagro.

El Recre sigue necesitando venderse bien porque todo lo demás son remedios caseros con buena intención, bien valorados por la afición, que han permitido que el Decano aún siga vivo, pero que no parecen suficientes para hacer que la hierba vuelva a brotar verde.