Que haya quien apueste por el Recre mientras éste deambula por la tercera categoría del fútbol español, y con la delicada situación que aún mantiene, pues qué quieren que les diga: para mí, esa circunstancia, siempre que el nuevo cumpla, es digna de alabar. La valentía de esa apuesta sí la reconozco, pero no comparto el extraño peloteo preventivo de halagar hoy una gestión futura; eso, en otra taquilla. Si no hay sorpresas, pronto el Decano tendrá nuevo dueño, a quien la cosa le puede salir mal, regular, decente o extraordinariamente bien, que ojalá. Desde luego, en lo deportivo está tan bajo el listón después de lo del pasado curso que, con poco que se mejore, intuyo que la grada estará medianamente satisfecha, y si se consigue mirar para arriba ya ni les cuento. A mí las grandes palabras que encierran grandes promesas siempre me dieron miedo, seré un bicho raro. Eso sí, en lo social y en la defensa del decanato también se la jugarán los nuevos, cosas tan importantes como que cuadren las cuentas o que la pelotita entre.

Así que todo indica que el grupo en el que está presente el expresidente Francisco Mendoza se hará con el club. Yo soy de los que piensa que si Mendoza tuvo un alto porcentaje de responsabilidad de los grandes e inolvidables momentos que vivió el Decano hace poco -¡cuánto disfrutamos con ellos!-, tuvo el mismo porcentaje de responsabilidad de llevarnos a ese caos que fue el principio del casi fin del club -¡cuánto hemos sufrido desde ahí en adelante!-. Y lo contrario: si tuvo poca responsabilidad en los éxitos también tuvo poca en los fracasos. Todo debe ir en la misma proporción, digo yo. No estaría mal, cuando todo se ejecute y se serene, contar qué pasó y cómo pasó. Podría ser un buen comienzo. Todos somos esclavos de nuestro pasado para lo bueno y para lo malo. Esos fantasmas nunca desaparecen, aunque haya quienes intenten tapar los que no convienen. Pero haya o no palabras por medio, que no se olvide una cosa: aquí se necesitan muchos más hechos que discursos.

Y hay otro asunto pendiente, el de cierta instantánea que afecta a nuestra historia y de la que también habría que hablar muy a fondo. Queda pendiente para otra Platea. Ahora hay que desear suerte a los nuevos, claro, pero también exigir resultados y diligencia, que el recreativismo ya lo merece.

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