En la inolvidable jornada vivida cuando el partido ante el Granada B, que se convirtió en uno de los días más emotivos en la historia del Recreativo por todo lo que le rodeó (y por cómo terminó), los incansables de la grada de animación sacaron una pancarta que era toda una declaración de intenciones: Rendirse no es costumbre onubense. El revuelo informativo que se generó en toda España y en medio mundo ante el que podía ser "el último partido del Decano del fútbol español" -fue la enésima muestra de la relevancia que tiene este pobre y bendito club, aunque haya quien siga negando la evidencia- y lo que vino después hizo que todo quisque comprobara que ese lema no era un mero brindis al sol.

El cuento, para orgullo de todos nosotros, tuvo un primer desenlace feliz en mayo con la salvación deportiva, otro en junio con la momentánea salvación institucional y otro en octubre cuando, sin necesidad usar al GEO, se consiguió al fin barrer del estadio al okupa más dañino que jamás verán nuestros ojos. Además, por entonces las cosas marchaban en lo deportivo aceptablemente bien. Todo magnífico. Pero ojo, que vienen curvas y cada vez cuesta más tomarlas. La clasificación ahoga (¿dejará este equipo alguna santa vez de dar pena cada semana?) y el paso del tiempo ya ha puesto a tiritar hasta a los que jamás les temblaban las piernas. Mal asunto. Cruz se la jugó con la expropiación y casi todos -yo, desde luego, sí- aplaudimos su valentía, porque no era fácil meterse en este charco de esa manera. Ahora toca rematar la faena antes de que el toro nos dé una cornada que nos deje sin opción a levantarnos. Soy de los que sigue pensando que para salvar al Decano hay que hacer todo lo que se pueda… y un poquito más, y abro convencido el paraguas ante el personal que sea contrario a ello. Escucho al alcalde afirmar que tiene muy claro cuál es el camino a seguir para terminar de resucitar al muerto viviente, y que muchos tendrán que volver a retratarse cuando llegue otro momento clave. La contrarreloj está en marcha otra vez; esto es aquello de puerta grande o enfermería. Los que sacaron aquella pancarta, como tantos otros, cumplieron de sobra. Veremos si cumplen otros… que cuando todo esto acabe todo el mundo saldrá en la foto; hasta los que siempre se ponen de perfil.

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