Análisis

pedro josé morcillo azcárate

Para ellos es lo mejor

Si hace una semana hablando de la nostalgia y de lo que hemos evolucionado en algunos aspectos me dejaba a un lado la evolución patrimonial de nuestra Semana Santa era porque es ahí donde más visualmente se puede apreciar todo lo que hemos evolucionado. Está claro que hemos cambiado en muchos aspectos y muy importantes, citaba entonces aspectos de organización, de estructuras de las jornadas, de las nuevas incorporaciones o del estilo de nuestras cofradías. También hemos evolucionado hacía la vida de hermandad, hace algunas décadas, la inmensa mayoría de nuestras hermandades ceñían su vida a la cuaresma y la preparación de la salida, haciendo de la hermandad esa organización en la que nos reuníamos y de la que nos acordábamos sólo el día de salida. En algunas quizás la cosa abarcaba también a los cultos internos, pero no más allá. También andábamos muy escasos en la parte formativa, y en la caritativa nos ceñíamos al porcentaje estatutario de aportación a la bolsa.

Pero gracias a Dios en los tiempos que corren las casas de hermandad están llenas de vida todo el año, tenemos en ella un punto de encuentro, pero a lo que me refiero va mucho más allá de tomarnos cervezas en los bares de las hermandades. Existen grupos de trabajo y formación que están todo el año dándole vueltas a la cabeza para poder realizar distintas actividades que llenan de vida la hermandad durante todo el año, grupos jóvenes, corales, grupos formativos, actividades caritativas, encuentros de convivencia...

Pero a lo que iba, patrimonialmente. ¡Quién nos ha visto y quién nos ve! Quizás este avance es fruto de lo descrito anteriormente, cuando se vive la cofradía todo el año da para pensar por esta y surgen ideas y grandes proyectos, además de actividades para su financiación. Asistimos a como algunas de nuestras hermandades, aún teniendo un patrimonio de calidad, invierten en el a modo de restauración o de mejora, incluso en algunos casos de sustitución por una pieza de mayor calidad aún. Somos tan ambiciosos que nunca nos conformamos porque para Dios y su Madre siempre queremos lo mejor.

Me gustaría centrarme en algunos proyectos que están actualmente en ejecución por los aspectos que los hacen singulares. Así, la Hermandad del Santo Entierro ha sido capaz de darle color a unos bordados que tristemente desaparecieron en la Guerra civil, un proyecto ambicioso que ha hecho el milagro de recuperar lo que nunca debió perder la Soledad de María y su palio negro.

Por otro lado, tenemos los dos mantos que pronto lucirá la Virgen del Amor y la Virgen de la Amargura, en el primero caso una obra que viene a completar por primera vez el palio de las Tres Caídas, en el segundo caso se trata de un diseño renovado para que el lucero de la madrugá onubense vuelva a brillar como lo hacía antiguamente incluso desde la trasera de su palio.

Y hablar, por último, de la terminación de la talla imponente del misterio de la Humildad, una autentica obra de arte que devuelve al misterio del Polvorín a sus orígenes tallados en madera y dorados, con candelabros de guardabrisas.

Todo esto siempre con la finalidad, no de engrandecernos nosotros, sino de engrandecer al Señor y a su Madre, devolverles lo que es suyo y darles lo mejor que podamos ofrecer sin recibir nada a cambio.

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