El Recreativo hace camino a las puertas de su momento clave de ratificar otro impulso hacia la tranquilidad. Su estado de salud cambia con los últimos resultados -la racha corta más rentable con 7 de 9 puntos en juego- y aparece una cara de vida con esperanza. Donde antes se detectaba un semblante tan oscuro, ahora sobresale un rictus al que se atribuye un ánimo que todos los recreativistas esperan que no sea transitorio, sino la confirmación de la escapada buena a rebufo del bienestar general que se palpa en la plantilla, al margen de la amargura económica que sale a relucir cuando termina su jornada laboral y la cabeza pasa del fútbol a sacrificio familiar diario. Nunca sin alegría al completo.

Pero el jugador asimila el estímulo alcanzado y debería ser un efecto que produzca la confianza necesaria, que supere complejos y temores, que la frustración por tanto desencanto acumulado no frene el inicio de la estabilidad en el campo. La segunda vuelta deja un detalle significativo: entre los mejores ha subido al liderato como sorpresa La Hoya Lorca y reluce el despertar de tres equipos hundidos como Extremadura, Sanluqueño y Recreativo, que comandan el grupo con más puntos sumados en las nueve jornadas.

El derbi chico de amistad consolidada ofrece una lectura de urgencias: el Recreativo lucha por la permanencia para vislumbrar un futuro conectado a un comprador fiable y el Córdoba B mira lo que hace su hermano mayor para enterrar sus esfuerzos de salvación con su sentencia a Tercera. Juanma Pavón y Jorge Romero, los entrenadores canteranos, están en comisión de servicios para obtener sus certificados de garantías como interinos. El Recreativo se juega más que el filial cordobés y tendrá la octava oportunidad de sumar dos victorias seguidas por primera vez en la temporada. La última vez, a final enero de 2016. Siempre una espera tan larga para una necesidad tan decisiva.