Uno se queda con la boca abierta cuando escucha hablar a un hombre que lo ha conseguido todo en el fútbol y que a pesar de eso sigue dando lecciones de comportamiento ejemplar cuando podría haber mirado para otra parte o agarrar la escapatoria. Núñez, tantas veces encumbrado por su compromiso con el Recre, sigue teniendo las ilusiones intactas a pesar de que la situación del club es para salir corriendo. "No pierdo la ilusión de poder dejar a este equipo en el lugar que me lo encontré", vino a decir con una sonrisa en la boca y con los ojos brillantes.

Escrutada su figura y analizados los gestos, no cabe duda que lo dice en serio, desde el corazón y esperando que la situación de la entidad cambie por completo porque así será imposible cumplir el sueño, el de él y de muchos recreativistas. En todo caso, su sueño lo deberían compartir todos. Y digo todos, sin excepción.

Independientemente de eso, Huelva y el Decano se tienen que sentir orgullosos de contar con jugadores como Núñez, exportadores a otros terrenos del sentimiento albiazul. No hay mejor embajador que una persona que hable en otro sitio de las excelencias de esta tierra y de la calidad de sus gentes.

Quiere renovar, dice, y el club, pase lo que pase de aquí al verano debería tener en cuenta las intenciones. A la hora de las valoraciones no sólo hay que tener en consideración lo futbolístico, sino lo que aporta como persona al vestuario y al propio club. Mi madre me decía cuando pequeño que me sentase en el colegio con el más listo de la clase. Y eso deberían hacer lo jóvenes que componen el vestuario del Decano. Sentarse al lado de una leyenda no tiene precio. Y lo único que pueden sacar los que se arrimen a Núñez son cosas positivas. Para ser un líder no hace falta gritar ni agitar ni ser más alto o más guapo. Sólo se necesita temple, sabiduría y humildad para, desde el silencio, dar ejemplo de forma permanente. Y todo eso lo reúne Núñez, un tipo que ha jugado en el Madrid y el Liverpool y que ha sido campeón de Europa y que no saca pecho por ello. En Segunda B sigue siendo el mismo y eso no tiene precio.

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