El domingo fue un mal día para el parásito, para amigos y cómplices del parásito y para avinagrados y acomplejados semiparásitos que ansiaban la desgracia deportiva para allanar la posible debacle institucional. El domingo, claro, fue otro día grande para el recreativismo y para esa Huelva que abraza al Decano cuando éste más lo necesita (como siempre ha hecho, por cierto). El domingo se consumó otra gesta, otra machada. La buena gente que hay en el Recreativo -y alrededor del Recreativo-, que es muchísima, se merecía una alegría así, sin duda.

Porque no me negarán que este mínimo de la permanencia en la categoría de bronce es otra heroicidad inconmensurable. ¿Se han parado a pensar cuántos meses llevan los empleados sin cobrar? ¿Y saben cuánto los jugadores? ¿Se acuerdan de las zancadillas del exokupa a principios de temporada? ¿Recuerdan el milagro que se obró con la campaña de salvación en junio de 2016? ¿Se imaginan lo que hubiera pasado en cualquier otro club en una situación similar durante más de dos años seguidos? Por si tienen duda, se lo digo yo: cualquier otra entidad, en cualquier otra ciudad, hubiera echado el cierre sin pensárselo dos veces, pero da la casualidad de que mucha gente de esta Huelva, tan apática para mil asuntos, quiere al Recre por encima de todas las cosas. Así somos aquí desde 1889 y ya es difícil que la cosa cambie. Y que haya por ahí quien quiera darnos lecciones de lo que es querer a unos colores...

Desde que le conozco se lo oigo decir, con el pecho lleno de orgullo, a mi amigo Eduardo: "Así es la humilde grandeza del Decano". Cuánta razón tienes, amigo; bendita humildad y bendita grandeza. Ahora queda un paso tanto o más difícil que el logrado sobre el césped; todos los que han puesto su grano de arena este tiempo para enterrar el pestilente tufo que dejó el aspirante a trol deben tener su recompensa y ésa no es otra que ver al Recre paseando su escudo por España esté en la categoría que esté... aunque nos siga quitando años de vida con tanto sufrimiento. Pero hasta eso se lo perdonaremos eternamente. Larga vida al Decano.

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