Análisis

Juanma G. Anes

Los héroes del 78, los héroes del 98...

La ocasión la pintaban calva y era tal el grado de ilusión que muchos hacíamos nuestras cábalas (el rastro que deja lo escrito no engaña) sobre si, veinte años después, como cuarenta años antes, íbamos a poder soltar cohetes durante estos días. Y no necesariamente por un ascenso, sino por haber luchado por él hasta el final. Con eso nos valía a muchos, con eso nos conformábamos. El ambiente generado por la afición en verano fue tremendo. Veníamos de tres años tan angustiosos que hasta el más fino hilo que nos ofrecían para salir de las arenas movedizas lo queríamos ver -cual Don Quijote desencadenado- como un cable de acero, pero el guantazo de realidad recibido (de forma general, seguro que hubo quien advertía del posible batacazo) ha sido épico. Supongo que de esto también aprenderemos.

Ayer se cumplieron 40 años del que haya sido, junto a la disputa de la final de la Copa del Rey de 2003, posiblemente el hito más grande alcanzado por el Decano en toda su historia. Era la primera vez del primero en Primera; casi nada. Yo me perdí ese acontecimiento (aún me faltaba un poco para venir a dar guerra a este mundo), pero por lo que me contaron, por lo que he podido ver, leer y releer y por lo que me puedo imaginar, la fiesta y la alegría en toda la provincia fue incomparable. No era para menos. A mí, que gran parte de mi infancia y mi adolescencia me pilló teniendo que aguantar las burlas -algunas graciosas, otras no tanto- de ciertos vecinos veraniegos en La Antilla, ya que mi equipo pululaba ahí también por la Segunda B mientras ellos comían en primera clase, lo de ese ascenso del 78 me parecía, por entonces, algo inalcanzable. ¡Un ascenso a Primera! Si yo me conformaba con verlo en Segunda de nuevo después de haber vivido embobado maravillosas tardes con los Luzardo, Alzugaray y compañía…

Y llegó lo del 98, con Caparrós al mando, tras otros años durísimos y con desilusiones imposibles de olvidar, como aquella de Soria, que viví in situ. Esos también fueron héroes, los que nos sacaron de este mismo pozo. Y luego llegaron los héroes de 2002, y los de 2006… Más tarde, los héroes fueron quienes mantuvieron al Decano con vida, que vale tanto o más que cualquier ascenso. Y hoy… ¿Quiénes podrían ser los héroes de hoy? Para mí no hay duda: los cuatro que dan la cara por muchos de nosotros. Mi máximo reconocimiento para ellos.

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