Cuentan que hay comercios en los que ya no puede hacer la compra la mujer de Trapero, lo que debe ser muy duro para Sonia pues, como mayor de los Mossos, su marido tenía una aureola de héroe que se acrecentó cuando fue destituido en octubre de 2017. El mes del referéndum ilegal, el polémico discurso del Rey, la aprobación del 155 y la fuga de Puigdemont. Meses después, Quim Torra le ofreció nuevamente la dirección de los Mossos, que rechazó, como rechazó cargos relevantes en la Policía autonómica e ir en la lista de Junts como independiente.

José Luis Trapero -o Josep Lluís- nunca fue independentista aunque estaba a las órdenes de un Gobierno independentista. Colocó en lo más alto el prestigio de los Mossos, pero su consideración de héroe se vino abajo cuando compareció como testigo ante el Supremo que juzgaba a los líderes del procés. Trapero, al contrario que otros testigos, no se negó a prestar declaración. Y ahí empezó su declive, pasó de héroe a villano por parte de los independentistas más radicales, los que no aceptan ninguna posición que la que ellos defienden.

Hoy comienza su juicio en la Audiencia Nacional, que llevará nuevamente a primer plano las acciones de los independentistas aquel convulso octubre, cuando no se ponían límites para alcanzar sus objetivos. Se produce en un momento política y judicialmente muy complicado: con un Gobierno convencido de que el desafío independentista se desarticula con la aceptación de la mayoría de sus exigencias -que garantizan el apoyo a ese Gobierno-, Torra inhabilitado como presidente pero que continúa en el cargo, Puigdemont en la Eurocámara y un proceso abierto sobre su inmunidad, y una desconfianza generalizada hacia la Justicia por las presiones del Gobierno a los tribunales que deciden sobre causas relacionadas con dirigentes independentistas.

Todos los ojos estarán centrados en el ex mayor, una de las figuras más admiradas de Cataluña por su profesionalidad y la defensa a ultranza de sus subordinados. La admiración se trocó en ira cuando dijo su verdad en el Supremo. Las semanas próximas previsiblemente se mantendrá en esa verdad, lo que podría incidir en los planes de Sánchez de tratar con guante blanco a los líderes del procés.

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